Míralos MorVIP 5

El colmo del
pensamiento mágico

Por Santiago Calori

Si buscamos el significado en Wikipedia (porque, vamos, quién tiene una enciclopedia a mano hoy en día), veremos que el pensamiento mágico: «consiste, para el pensamiento occidental, en una forma de pensar y razonar, basada en supuestos informales, erróneos o no justificados y, frecuentemente, sobrenaturales, que genera opiniones o ideas carentes de fundamentación empírica robusta. Básicamente consiste en atribuir un efecto a un suceso determinado, sin existir una relación de causa-efecto comprobable entre ellos. Esto es, por ejemplo, lo que sucede con la superstición, la religión y diversas creencias populares.«

Sucede, como bien explica su definición con «la superstición, la religión y diversas creencias populares» y con las películas.

Cada vez que vamos al cine (¿ya debería poner íbamos?) o apagamos un poco la luz para ver algo en casa con cierta atención, nos entregamos al pensamiento mágico, a la suspensión de incredulidad y a vivir un momento «inseguro» en una ámbito seguro.

Y así es como nos convertimos en Bruce Willis colgando del edificio o en Liam Neeson buscando al pariente que le hayan secuestrado esa semana: vivimos su aventura, tu tensión y sus peligros sin tener que vivirlos.

Bueno, hasta acá todo normal.

En el último tiempo, sumado al pensamiento mágico, apareció otro factor que hace que la gente se sienta más cercana a las películas.

Como vimos en la entrega del jueves, la posibilidad de «moldear» sus deseos a lo que termina siendo «algo que ni siquiera se sabe cómo va a ser pero se intuye que no va a ser como yo quiero» también entra dentro del menú la campaña de difamación en redes, el bullying y varias maravillas más que «torcieron el brazo» de los estudios para películas como la reboot de Cazafantasmas, la película de Sonic y varias más.

Pero ese no es el punto. O sí, pero no tan así.

¿Qué pasa cuando esas quejas no son oídas? ¿Qué pasa cuando ese complot que creen que existe parece ser enorme? ¿Qué pasa cuando ese pensamiento mágico choca con ese complot que creen que existe?

Ahí aparece el Snyder Cut.

¿No sabés qué es el Snyder Cut? La suerte que tenés. Te lo explico brevemente.

En 2017 Zack Snyder, que ya venía de regalarnos (?) Sucker Punch (2011) y Batman v Superman (2016) dirigió una versión de La liga de justicia que el estudio encontró vomitiva y decidió cajonear. Llamaron a Josh Whedon para que haga el trabajo que, digamos todo, tampoco quedó precisamente como El cuidadano.

(Sí, Snyder tuvo una tragedia familiar durante el montaje de la película, pero eso tampoco podría haber empeorado o mejorado lo que había filmado previamente. El fandom suele usar este argumento como arma para espetar «No sabés lo que sufrió esa familia», como si eso fuera un patrón para medir si una película tiene mérito o no. Ojo, quizás es para para que te den un Martín Fierro, pero para películas medio que no.)

La versión de Whedon, dije un párrafo más arriba, no resultó ser mucho mejor. Cualquier persona con juicio hubiera pensado: «Mamita, si esta es así y se terminó estrenando, lo que habrá sido la de Snyder». Alguien sin pensamiento mágico. O sin «el pensamiento mágico del fan» que inmediatamente dio a todo esto carácter de complot y empezó a reclamar, lo que creía, le estaban escondiendo con la campaña #ReleaseTheSnyderCut.

Pensar que «el estudio esconde una película mejor y no nos la quiere mostrar» es, sinceramente, infantil. Nadie va a tener una versión superior de algo, encargar una peor, perder plata con ella y negar que la otra existe.

No solo es infantil, es no saber cómo funcionan las películas. Es creer que Snyder le mostró al estudio una película «lista para el cine» que decidieron dejar guardada y hacer otra película en «la fábrica de películas.»

Las películas pasan por muchas instancias antes de estar «listas para el cine»: sobre todo las de superhéroes, que son prácticamente «listas de escenas con cosas que faltan» hasta que se termina la postproducción.

Por lo que se pudo saber, la película fue detenida en alguna de estas instancias, cuando se la supuso inviable. No hay «un disco rígido con el Snyder Cut escondido en una bóveda en algún lado» como un tesoro que nadie quiere que los fans vean.

¿Existe en esto un pensamiento mágico muy grande? Por supuesto. ¿Está en concordancia con la realidad? Bueno, qué complot lo está al cien por ciento.

Vos capaz no te acordás porque eras muy chicx, pero esto ya pasó en 1994.

Bueno, lo mismo lo mismo no, pero casi.

Esta es la historia de Los Cuatro Fantásticos que produjo Roger Corman, otra película que LOS ESTUDIOS NO QUIEREN QUE VEAS.

¿Qué? ¿Te pensabas que no iba a haber una feliz historia de entrepreneurs cinematográficos? ¡Ja!

La cosa es más o menos así: a principios de los años ochenta, un productor alemán de nombre Bernd Eichinger (dueño por aquel entonces de Constantin Film) se reúne con la gente de Marvel para ver la posibilidad de hacer una película de Los cuatro fantásticos.

Los tipos medio que sí, que no. Finalmente unos años después le dicen que sí y le ceden los derechos para hacer la película, que se vencían el 31 de diciembre de 1992. Guardá esta fecha porque es importante.

Para septiembre del año del vencimiento, los alemanes le piden una prórroga a Marvel, que Marvel no parece muy dispuesta darles.

A los alemanes no les ocurre mejor idea que ponerse a hacer la película ya ya ya antes de que se le venzan los derechos.

Llaman, por supuesto al único que la puede hacer barata y en poco tiempo. Sí, claro: llaman a Roger Corman.

Casi como un gesto hermoso el 28 de diciembre (!) de 1992 (sí, tres días antes de que se venza el contrato) empiezan con el rodaje de la película, que estaba dirigida por Oley Sassone, que venía de dirigir videoclips de Wang Chung, Gloria Estefan y una de la saga de Bloodfist con Don «The Dragon» Wilson.

No te tengo que decir cómo salió. Ni si se estrenó.

Marvel, que tenía un poco de razón porque el contrato estaba vencido, detuvo todo estreno posible de la película, que terminó cajoneada indefinidamente.

No era una época de un fandom tan enardecido ni tan convencido de sus propios derechos como el actual, así que imaginarás que no hubo #ReleaseTheSassoneCut.

Los que hayan estado en el tape trading de principios y mediados de los años noventa recordarán que conseguir una copia de la película era relativamente fácil si uno tenía ganas de esperar a que le llegara un VHS por correo de Estados Unidos a cambio de una plata escondida en un sobre. ¿Pensamiento mágico? Bueno, claro, también.

Los que la vimos en la época sabemos que esta tampoco resultó ser El ciudadano, pero que por lo menos tenía una autoconsciencia pop bastante divertida.

Si te súper interesa la historia, hay un documental que se llama Doomed: The Untold Story of Roger Corman’s the Fantastic Four (2015), con Corman y los demás truchies contando la aventura.
 

Como cierre a todo esto, trascendió hace pocas semanas que HBOMax, el sistema de streaming que engloba a HBO y Warner, iba a la lanzar «el Snyder Cut» el año que viene, poniéndole 20 palos verdes encima para efectos y retomas que hagan falta.

Esto, sin saber muy bien si es una película o una miniserie o qué, solo cementaría la teoría de que la película no estaba terminada ni por asomo y que no estaba «en un disco rígido en una bóveda a salvo de sus fans.»

No faltaron las demostraciones en redes sociales donde una turba enardecida levantaba sus puños como si hubieran derrocado a un gobierno opresor hablando de «su logro».

Difícilmente que alguien de marketing haya hecho los números y pensado que te puede vender dos veces una bolsa llena de mierda es un logro, pero ahí capaz que tenemos visiones opuestas.

Deseo de todo corazón que el producto sea mínimamente digno, porque la verdad que tanta militancia para que resulte ser la poronga que descartaron en el primer momento puede ser una ironía del destino que pocos, supongo, van a estar dispuestos a admitir.