Edición 38

Todas estas películas para ver
y vos ahí como si nada

Por Santiago Calori

Desde el comienzo de la pandemia, la nueva normalidad o el nombre que le quieras poner, muchas de las costumbres que dábamos por sentadas desaparecieron de la noche a la mañana. Ir al cine fue una de ellas.

Y a pesar de que me hayas escuhado quejándome días enteros de que «igual por lo que había para ir a ver», uno de los afectados por esta desaparición al menos momentánea de las salas fueron los festivales de cine.

Los festivales, cuando te quedan cerca, suelen ser una linda excusa para ver más películas de las que deberíamos por el tiempo que estos duran, y para funcionar como un «pantallazo general» de un determinado tipo de cine al que nos sería más difícil llegar.

Si vivís en Buenos Aires, habrás ido a alguna función del Bafici, si vivís en Marpla a alguna del Festival de Mar del Plata y así sucesivamente.

Si bien Mar del Plata es, para los cinéfilos más acérrimos, una buena excusa anual para irse unos días a ver películas a repetición, no siempre están los días para hacerlo.

Y podría seguir tocando un triste solo de violín, pero estoy acá para solucionarte la vida.

Bueh, no soy yo el que te la va a solucionar, sino tus ganas de ver cosas que se salgan un poco de la media gracias a la buena acción de una gente.

¿De qué estás hablando? Ahí va.

Decía que la posibilidad de ver algo en sala son nulas y que los festivales de cine están corriendo una suerte variada: el Bafici ni ocurrió, Mar del Plata está lleno de dudas a un poco más de un mes de que empiece… pero esperá que hay una buena.

La buena es que, en entre contexto tan atravesado, el que conocimos hasta ahora como «Festifreak de La Plata» se convierte simplemente en Festifreak.

Sí, porque la muestra (lejos de dejar de hacerse) se vuelve online a través de Festhome y (para colmo de maravillas) de pago voluntario*.

Sí, el mismo festival que el año pasado abrió con Midsommar (2019) en tiempo y forma, este año se hace para todos los que tengan una conexión a internet más o menos estable.

En los años que se viene desarrollando, el Festifreak se fue consolidando como un festival con una programación ecléctica pero siempre interesante al que, por su tamaño moderado, es fácil «entrarle.»

¿Y cómo se le entra a un festival de cine? Bueno, dejame que te ayude un poco.

Lo primero que uno debería hacer frente a un festival es tratar de sopesar el catálogo: entender frente a cuántas películas potenciales estamos. Muchas veces festivales grandes, con 400 películas se vuelven inabarcables y son más frustrantes que otra cosa. Los que tienen un número más moderado, todo lo contrario.

Una vez que tenemos una idea del tamaño, deberíamos preocuparnos por su estructura: ¿Cuántas competencias y paralelas tiene? ¿Cómo están delimitadas esas muestras?

Hecho esto, lo más sincero es pensar cuánto tiempo le podemos dedicar, que generalmente se termina expresando en «quiero salir de este festival con equis cantidad de películas vistas.»

Una vez que pasamos por la ecuación de tamaño / estructura / tiempo, nos podemos poner a ver qué cosas hay para ver.

Siempre es mejor apuntar a cosas que no se vayan a estrenar (algo que, hoy por hoy, es todo) o que van a ser de más difícil acceso, pero eso ya va en gustos.

Usemos, entonces, estas máximas para analizar la programación del Festifreak de este año y saquemos en limpio qué queremos ver.

Las competencias son dos: una de cortos y otra de largos argentinos. Y «las paralelas» son una enorme sección a la que llaman «Muestra internacional» que está compartimentada en 12 secciones más chicas, dividas por temáticas e intereses, en las que conviven cortos y largos.

¿Me embrollé? Hagamos un arqueo:

En al apertura va a estar Anne at 13,000 ft (2019) de Kazik Radwanski, un driector indie canadiense que va por la tercera película, y para la de clausura la remasterización 4K de Fellini 8½ (Otto e mezzo, 1963) de Federico Fellini. Ya de entrada tenés un «amplio espectro» hermoso.

El la competencia de largos argentinos tenemos siete películas que varían desde estrenos mundiales (¿Qué hago en este mundo tan visual? de Manuel Embalse), latinoamericanos (Minga de Malala Lekander) o que han pasado por otros festivales: Those That, at a Distance, Resemble Another de Jessica Sarah Rinland, Caperucita Roja de Tatiana Mazú González, De la noche a la mañana de Manuel Ferrari, La botera de Sabrina Blanco y Las poetas visitan a Juana Bignozzi de Laura Citarella & Mercedes Halfon. En todos los casos películas que, cuando ya no vienen aplaudidas de otros festivales, suenan lo suficientemente interesantes.

¿Vamos con las paralelas?

Deprisa, deprisa parece tener a los jóvenes como centro con la antes mencionada Anne at 13,000 Ft., la alemana Sebastian Jumping Fences  (2020) un drama de un chico que crece de Ceylan-Alejandro Ataman-Checa y la francesa If It Were Love (2020) un documental sobre una troupe de musical en gira de Patric Chiha. Cero en conducta por su parte nos trae dos desafíos muy extraños: por un lado Wilcox (2019) del siempre extraño Denis Côté y por el otro, quizás, la mayor rareza de toda la muestra: Expedition Content (2020) de Ernst Karel y Veronika Kusumaryati donde, con la reutilización de cintas de sonido encontradas de una expedición a Papua Occidental en los años 60 y la pantalla en negro, el espectador tiene que armar su propia película, generando una extraña experiencia de found soundLos días revueltos nos trae Uppercase Print (2020), una película rumana sobre un graffitero durante la dictadura de Ceausescu y su triste desenlace. El ojo blindado nos acerca An Unusual Summer (2020) del palestino Kamal Aljafari, realizada en base a grabaciones de cámaras de seguridad en la puerta de una casa y Frem (2019) de la checa Viera Čákanyová, un documental que se define como «no antropocéntrico.» Bestiario y su temática animal nos trae la alemana Her Name Was Europa (2020) de Anja Dornieden y Juan David González Monroy, un extraño documental sobre el uro, un ancestro extinguido del ganado europeo actual y la austríaca Space Dogs (2019) sobre el verdadero destino de la perra Laika, los perros callejeros moscovitas y varias magias más. Adiós a la armas trae la ucraniana Atlantis (2019) de Valentyn Vasyanovych, un retrato futurista y distópico sobre el fin de la guerra fría y una serie de dramas ecológicos. Album familiar nos trae la premiere mundial de Rafa, su papá y yo (2020) de Sebastián Muro, un extraño rompecabezas familiar que comienza a resolverse cuando el director graba a su padre para un ejercicio de la universiodad.

Pero, cómo te imaginarás, mi corazón estará siempre en las secciones más «nocturnas» o que se muevan por los bordes, que en este caso fue bautizada Freaks.

En Freaks tenemos The Twentieth Century (2019) de Matthew Rankin, sobre un joven que quiere llegar primer ministro canadiense a fines del siglo 19, filmada con la destreza visual de Guy Maddin y el humor de John Waters, VHYes de Jack Henry Robbins, una extraña comedia filmada en VHS y Betamax y Big Big Big (2019) de Miguel Rodríguez y Carmen Haro, un documental español sobre una pareja que decide ver Quisiera ser grande (Big, 1988) 30 veces sin parar y termina siendo un estudio sobre consumos culturales pocas veces antes visto.

Adicionalmente, hay cortos en casi todas las secciones, además de los de la competencia argentina y la muestra internacional, si te copa el formato breve o sos muy ansiosx.

Hay una cosa que no te dije: a diferencia de un festival «de carne y hueso», el Festifreak este año va del 9 al 31 de octubre. Sí, tenés tres semanas para acomodar las cosas que querés ver.

Qué querés que te diga: más fácil no te la pueden hacer. Como leíste acá arriba, este mundo de posibilidades empieza mañana. Andá afilando el Google Calendar, hermanx.

 

* Obvio que de poder colaborar con el pago voluntario no estaría nada mal, teniendo en cuenta que estos festivales no se hacen gratis y hay mucha gente trabajando en ellos.

Compartir