Edición 22
Vamos a necesitar
un barco más grande
Por Santiago Calori
Si consumís medios de espectáculos y coso habrás visto esta semana mucha nota de «A 45 años del estreno de Tiburón, las diez cosas…» crecer como yuyos.
También habrás notado que, dato más, dato menos, todas las notas dicen lo mismo: que se les rompió el tiburón y entonces, que fue el primer estreno grande para las vacaciones de verano de allá, que… Bueno, todo lo que podés leer en Wikipedia.
Sí, Tiburón (Jaws, 1975) es importante porque, junto con La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) un par de años después, ayudaron a moldear el blockbuster, el cine de los años ochenta y, memoria completa, la época de vacío y falta de todo lo que no sea un boludo de calzas en una pantalla verde que vivimos hoy en día.
Porque sí, Tiburón es bárbara, pero si hay alguien a quien le tenemos que agradecer por los espectadores de treintaypico chistando a nenes en una función doblada de una película animada, es un poco a Spielberg y esa manía de su filmografía de «todos somos chicos en algún lado.»
Pero no estoy acá para rantear en contra de Spielberg, que ni siquiera me cae mal. Estoy acá para darte esa información que no sabías que necesitabas.
Bueh, a quién le miento. Que no necesitabas. Pero soy un perversito (?) y te la quiero da igual.
Eso sonó horrible. Empecemos.
Me pareció que te podía dar algo parecido a lo que dan todos, pero con datos que no dio casi nadie. Vaya entonces este intento de ir a un territorio inexplorado:
«A cuarenta años de Tiburón, las diez películas que la explotaron peor»
(Ya estoy para escribir en Buzzfeed, eh.)
Sí, bueno, claro: ya lo dije cientos de veces pero va una vez más para los nuevos. Basta con que algo la pegue un poco para que un productor con poca guita y muchas ganas de progresar quiera sacar tajada.
Tiburón fue un boom de taquillas en 1975 a nivel mundial. La películas se estrenó en prácticamente todo el globo y las salas explotaban de espectadores.
Y el mantra de «Hay que darle a la gente lo que la gente quiere» no tardó en empezar a resonar en las cabezas de una lista de emprendedores que pusieron manos a la obra. Y «obra» les quedó enorme.
Voy a hacer un top ten en orden de intensidad, esto es: de menos a más. Te digo un top ten, pero creo que podría llegar a un top twenty con lo que quedó afuera. Vamos.
Producción de Roger Corman, del período que tuvo de filmar barato en Filipinas: esto es, antes del período que tuvo de filmar barato en Argentina, pero de eso hablaremos en otro momento.
No hay mucho para contar del argumento: una ciudad costera de Hawaii y un «monstruo» que, te juro por las nenas, no era el del afiche. No era ni un tiburón, era un… Ay, buscá una imagen en Google y morite de la depresión.
Está dirigida por Charles B. Griffith, el guionista de La tiendita del horror (Little Shop of Horrors, 1960) y se supone, era una comedia antes de que la cortaran toda y la quisieran vender como «de terror.» Quizás el mejor dato de color es que por fecha la película llegó a estar en doble programa con Cromosoma 3 (The Brood, 1979), la obra maestra de Cronenberg.
9. Devil Fish (Shark: Rosso nell’oceano, 1984)
Y no pasó más que una película y apareció el primer tano. Y sí, siempre fue un país de una flmografía muy pujante. Esta es de Lamberto Bava, que es el hijo de Mario. Sí, bueno, hizo Demonios (Demons, 1985), pero tampoco le vamos a andar festejando cualquier cosa ni decir que «el talento se saltea una generación», sino algo medio mitad de tabla.
Un equipo de notables sale a la caza de un híbrido entre pulpo y tiburón que se anda comiendo una pila de bañistas.
El elenco, como en toda producción italiana, es de distintas nacionalidades y todos hablan en su idioma. El resultado, doblado claro, parece una película de Isabel Sarli con algún que otro «monstruo» que tampoco coincide mucho con el de afiche.
Y si, otra tana. A quién le vamos a mentir. Y dirigida por Raffaele Donato y Joe D’Amato, ni más ni menos.
La cosa es así, parece que Donato, que era productor, quería filmar una película. Y lo llevó a D’Amato de asistente. Donato se hinchó los huevos y terminó dirigiendo D’Amato.
Y nos dio todo lo que nos podía dar el director de (entre muchas otras) Emanuelle y los útlimos caníbales (Emanuelle e gli ultimi cannibali, 1977), Las noches eróticas de los muertos vivos (Le notti erotiche dei morti viventi, 1980), Orgasmo nero (1980) y una pila de películas porno desde mediados de los años ochenta.
Un grupo de hombres sale a cazar un tiburón (bueh, sí, es medio una constante) que ¡está poseído por un espíritu aborigen milenario!
Y esta es india. Sí de la India. Sí, de Bollywood. Una filmografía tan cerrada a su propio cine que decidió hacer un exploitation de Tiburón recién veinte años después.
Dos amigos pescadores descubren perlas en el mar. Hay un mafioso que lleva un poco el pueblo costero en el que viven y los obliga a ir a buscar más. No va que la Naturaleza se enoja y les manda un tiburón gigante a que los ataque.
¿Mencioné que tiene cuadros musicales y que dura casi dos horas?
6. Bañeros II, la playa loca (1989)
Sería un hijo de puta si dejara nuestro (breve) homenaje a Tiburón fuera de la lista, pero a la vez me pasa algo: siento una aversión muy grande por los que tratan a las películas de los Bañeros como «de culto.»
Pero, digamos todo, uno de los tiburones más chotos que hayamos visto en mucho tiempo, capaz de parársele de manos a la mayoría de las aberraciones de esta lista.
También una linda oportunidad para ver a nuestro Academy Award Winner Guillermo Francella cuando no estaba, en palabras de Emilio Disi, «con el tema del prestigio.»
5. El cazador de tiburones (Il cacciatore di squali, 1979)
De Enzo Castellari, que un año antes había dirigido Aquel maldito tren blindado (Quel maledetto treno blindato, 1978), conocida en el mercado norteamericano como The Inglorious Bastards… ¿Te suena?
En este caso un loco que vive solo en una isla cazando tiburones termina ayudando a unos a encontrar un tesoro: tiros, líos, traiciones ¡y tiburones!
La película tenía a Franco Nero de protagonista, que era famoso por ser el protagonista de la serie de películas spaghetti western de Django… ¿Te suena? Tal era el éxito de Nero con la jodita esa, que en algunos mercados la película se vendió como una de Django cazando tiburones.
4. El último tiburón (L’ultimo squalo, 1980)
Y Castellari, como perro que mató una gallina, probó tiburón y quiso más. Al año siguiente dirigió esta, donde James Franciscus (¡el de El gato de las nueve colas de Argento!) intenta salvar a un pueblo costero del ataque de un… Bueno, creo que a esta altura no hay explicarlo más. Completan el elenco Hugo Stiglitz y el malogrado Vic Morrow.
Un tiburón más choto que el de Bañeros, hermanx. Se estrenó con bombos y platillos en Argentina con un poster mucho más espectacular que el contenido, a una platea que por ese entonces estaba sedienta de más tiburones.
(Nota cinéfila: de Enzo Castellari, el director de la Bastardos sin gloria original, con la actuación estelar de Hugo Stiglitz. A ver dónde vas a encontrar ese nivel de conexión. De nada.)
3. Mako: The Jaws of Death (1976)
No viste nada hasta que viste Mako: The Jaws of Death (1976). Dirigida por Wiliam Grefé, un director que, me animaría a decir, no tiene un plano bueno.
Un chamán le da un medallón a un ex combatiente que pasa a tener poderes telekinéticos de comunicación con tiburones. Y los usa para vengarse de un científico loco y del dueño de un prostíbulo.
Te juro que vista es más demente que contada. Sí, es posible.
Dirigida por René Cardona Jr, el Enrique Carreras mexicano. Dos cazadores de tiburones y una turista con la que hay un triángulo amoroso, tratan de agarrar un tiburón que aterroriza las cosas de un pequeño pueblo costero de… Bueh.
¡Tintorera! es indescriptible. Porque es una mala película de terror y aventuras a la que a alguien se le ocurrió que era una buena idea agregarle una línea narrativa romántico-sexual.
No te digo que la vayas a ver, pero… Si sos de esxs, andá a verla.
Y ¡Tintorera! fue la banda soporte. Porque existe Bacalhau, la Tiburón brasileña.
¿Qué dijo? ¿Qué?
A meses del estreno de la de Spielberg (hablame de tiempismo, hermanx), los brasileños que por aquel entonces estaban en una bastante sexploitation con un género que ellos mismos bautizaron como pornochanchada (googlealo si no me creés) decidieron hacer una «sátira» de la de Spielberg con algunos culos.
El resultado es una de las películas más extrañas que vas a ver en tu vida. Porque no es graciosa, no es de aventuras, ni tampoco hay muchos culos. ¿Es inenarrable? A vos qué te parece, beba.
Por si hace falta aclararlo: no, no me interesan las Sharknado. Si, vi alguna que otra Sharknado. No, no me interesan. ¿A quién le habrían de interesar si se puede ver todo este caviar que traje un jueves cualquiera?