Miralos MorVIP 17

Killer Clones
from Outer Space

Por Santiago Calori

Quizás ubiques a la saga de Sharknado, o los productos de The Asylum. Quizás porque las hayas visto religiosamente porque «de tan mala es buena» o porque, como yo, simplemente te hayas fascinado frente al afiche y el tesón de llevar adelante semejante empresa, jurando nunca tener que ver ninguna porque «ya estoy grande para estas pelotudeces.»

En cualquiera de los dos casos, los mockbusters tienen su origen mucho, pero mucho tiempo antes de que apareciera The Asylum en el escenario.

Porque, como ya aprendimos en múltiples ocasiones anteriores, construir «a la sombra» es uno de los deportes más practicados en la industria cinematográfica.

Empecemos haciendo un poco de historia y haciendo una serie de delimitaciones estableciendo qué es y qué no.

Vamos con las cosas no son los mockbusters, cómo para que quede (quizás, un poco más) claro.

No son sátiras: Y… ¿Dónde está el piloto? (Airplane!, 1980) no es un mockbuster de Aeropuerto (Airport, 1970) o Loca academia de pilotos (Hot Shots, 1991) no es uno de Top Gun (1986).

Tampoco son «las versiones porno de», un rebusque muy popular en la era del video que nos regaló títulos tan mágicos como Las tortugas pinjasLos porno Sin SonIco, el caballito caliente o Analien: el octavo al hilo.

Esa no te la esperabas. Sigo.

No son tampoco knock offs, como lo que sucede en Turquía con Dünyayi Kurtaran Adam (1982), más conocida como «la Star Wars turca» o la extrana 3 Dev Adam (1973) donde un Capitán América y un Spiderman del tren de la alegría se unen al luchador mexicano Santo para salvar al mundo. Más de eso en otro momento, por si quedaban dudas.

Un mockbuster puede ser parte de un subgénero mayor como por ejemplo, no sé: sexploitationbondsploitationbruceploitation… pero no necesariamente es un subgénero en sí mismo.

Puede haberlos de James Bond o de dinosaurios o de invasiones extraterrestres, y estos mockbusters van a pertenecer a su subgénero determinado además de serlo.

Si lo tuviéramos que definir con precisión, podríamos decir que es más una forma de producción o una «postura ante la vida» que un subgénero.

¿Me embrollé? Puede ser.

Hagamos un poco de historia, que capaz te queda más claro.

Los mockbusters tiene una raigambre bien clara en la técnica explotativa del primer cine «B». «A cualquier cosa que tenga un mínimo de impacto, le vamos a hacer una película rapidito, muchas veces condenando lo que pasa en ella para que pase la censura y a cobrar.»

Hasta acá nada nuevo.

Lo que hace diferente al mockbuster es que no solo crece a la sombra de un estreno fuerte, subiéndose a su campaña publicitaria y tratando de comerle espectadores.

Del mismo modo que decimos «los Reyes son los padres», podríamos decir que «los mockbusters son los afiches»

Cuando las películas no estaban tan bien comunicadas como ahora, quizás tardaban meses en llegar a determinadas localidades del interior de los países. ¿Y cuáles llegaban primero? Claro, adivinaste: unas «medio parecidas» que no tenían nada que ver.

Porque, además está bueno aclarar, la mayoría de las veces poco y nada tenía que ver el afiche con la película que se terminaba proyectando.

¿Mágico, no? Vamos con algunos ejemplos históricos.

Si bien hay varias pelis «B» que salieron a la sombra de una de sci-fi más entronada en la época, el verdadero caldo de cultivo de este tipo de prácticas (¿delictivas? más sobre eso en instantes) fue el comienzo del circuito de video hogareño.

Con un público que no terminaba de entender cuándo era que llegaba a un videoclub una película que aún estaba en los cines o que los había dejado hace poco, los productores de mockbusters se compraron la casa, el quincho y la pileta.

La estrategia era casi siempre la misma: se estrenaba la película a la que le querían comer espectadores y ese mismo día salía en video una de nombre, muy pero muy parecido.

Y compraban cualquier cosa para ponerle cualquier título y hacer miles de copias: así fue como llegaron al mercado películas filipinas como Las reversiones de Batman, donde luchaba con Drácula y varios personajes más, o esfuerzos italianos.

Sí, porque en algún momento iba a nombrar a Italia, qué te creías.

Porque una película que nos gusta mucho de un director que nos gusta mucho se podría considerar un mockbusterNoche de pánico (Zombi 2, 1979) de Lucio Fulci se estrenó como «falsa secuela» de El amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 1978) de George Romero, que en Italia se estrenó simplemente como Zombi. Esto generó, obviamente, que la saga de Zombi de Fulci quedara desfasada y la 2 es la 3, la 3 es la 4 y así.

Nada que no nos haya pasado a nosotros tampoco, teniendo en cuenta la historia del estreno de Noche Alucinante (Evil Dead 2, 1987) en Argentina, que ya conté miles de veces y no te quiero aburrir. Vuelvo…

Misteriosamente, en uno de las categorías en las que más ocurrió fue en la animación inafantil. Muchos estudios de animación europeos y el infame Video Brinquedo de Brasil empezaron a producir películas de animación a destajo con títulos muy, pero muy parecidos a los de Disney, Pixar y demás etcéteras, con posters que referían a Monsters Inc (2001) y se llamaban Little & Big Monsters o a Up (2009) y se llamaban What’s Up?

Pero nadie nunca la hizo mejor que un abonado a este newsletter. Tenés tres segundos para adivinar antes de que nombre a… Roger Corman.

En lo que se recuerda como la estrategia de mockbuster más infame y perfecto de todos los tiempos, el querido Roger decidió salir a comerle espectadores a Spielberg en 1993.

No, traquilx que no fue a filmar su versión de La lista de Schindler (Schindler’s List, 1993) sino a una más realista a su presupuesto (?) como Jurassic Park (1993).

Y así fue como Corman, un veterano en comerle espectadores a Spielberg desde la época de Tiburón (Jaws, 1975) con Piraña (Piranha, 1978) lanzó en el circuito del directo a video una película que decidió titular Carnosaur (1993).

El caso de Carnosaur es muy interesante, porque por un ardid legal dictaminado simplemente por la casualidad, podríamos hasta sostener que Jurassic Park es un mockbuster de ella.

¿Qué cosa dijo?

Carnosaur está basada en una novela del mismo título, escrita por John Brosnan en 1984. La novela de Michael Crichton en la que se basa Jurassic Park es de 1990.

¿Sorprendidx? ¡Lo sabía!

Obvio que Corman tenía el libro durmiendo y cuando vio que Spielberg iba a hacer Jurassic Park fue y la filmó en dos meses, pero no le podemos negar que tenía la excusa perfecta pare el que le viniera a decir algo cuando la estrenó y sacó en video ¡dos semanas antes del estreno de Spielberg!

La cosa siguió más que nada sostenida durante los años noventa y fue recién a mediados de los dos mil que el «entetenimiento de fin de semana» de productores chicos se transformó en una industria.

Con la aparición de The Asylum, una productora que se dedicó (y dedica) casi exclusivamente a producir mockbusters y franchises imposibles de producción propia a un ritmo sostenido para el mercado del video primero y para el streaming cuando este nos dejó para no volver.

Y ahí me parece que la cosa pierde un poco de gracia: ¿qué tan gracioso es algo que está hecho a propósito? ¿Qué tan gracioso es lo «bizarro» intencional? Casi tanto como esos videos de Tiktok que se ve a media cuadra que están preparados para «fallar» en cámara.

Pero no estoy acá para aburrirte contándote lo que pienso de Tiktok, hablemos de temas importantes: ¿qué tan legal es todo esto? Bueno, es extraño.

En general los productores de mockbusters, que en términos callejeros «le ponen un supositorio a una liebre» son cuidadosos de mantenerse en una fina línea donde los problemas legales son más bien escasos. Nadie puede patentar una palabra para uso propio, y juegan mucho con eso. ¿Ha habido juicios? Sí, claro. ¿Los han perdido? No tantos como para dejar de hacerlo.

Pero para que todo este ejercicio valga la pena, vamos con un hall of shame de los títulos que quisieron ir más allá y lo hicieron. Top five, de menos a más insultante y una breve aclaración: ni en pedo te estoy diciendo que las vayas a ver.

Hobgoblins (1988) podría considerarse en la lista, por su clara alusión a Gremlins (1984). También es cierto que era la época de Critters (1986) y medio que cualquier peluche malo era poncho (?)

Sunday School Musical (2008), en clara explotación a High School Musical (2006), pero con una vuelta de tuerca: era un musical cristiano. Es decir: estaban haciendo algo malo, pero con el aval de Jesucito.

Frozen Land (2013), también conocida como The Legend of Sarila: bueno, qué te puedo decir de esta película animada que solo le agregó una palabra al título de Frozen (2013) y medio que le curtió hasta la tipografía.

Transmorphers: Fall of Man (2009) es de mis favoritas, porque le hicieron ese cambio de sílaba como los electrónicos de Once: Somy, Panatronic… No, los robots no estaban tan buenos.

Atlantic Rim (2013): las grandes ideas son las más simples. Las que siempre estuvieron ahí para hacerlas y nadie las hizo. Este mockbuster de Pacific Rim (2013) es, realmente, una genialidad. El título. La película no la veo ni drogado.