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31 – 10 películas que duran lo mismo que Animales sueltos

Publicado el 20 de agosto de 2020

Voy a empezar haciendo un mea culpa.

Sí, obvio que milité la tele de mierda miles de veces, obvio que hice un consumo de ella por encima de la media y la comenté en redes sociales y hasta en medios de comunicación masiva.

Durante muchos años, la tele de mierda me acompañó, me alimentó y hasta me hizo una linda compañía.

Pero, del mismo modo que uno no puede seguir tomando como a los veinte, cuando llegué a cierta edad empecé a sentir que había algo que hacía sentir incómodo. No te voy decir “mal” porque sería extremarla, pero sí incómodo.

Toda esa tele de mierda, todo ese saber casi enciclopédico de nombres de invitados y panelistas no mucho menos fugaces en el living de la tele de la tarde me estaba empezando a pesar.

Sentía un alivio muy grande cuando, una noche cualquiera, muteaba la discusión que estaban teniendo dos panelistas que eran de pedo bachilleres sobre un tema de desconocían por completo y llegaba ese silencio sanador.

Y ahí empecé a practicar, sin saberlo, la sustitución audiovisual positiva.

¿Y qué será eso, te preguntarás? Muy simple: ocupar el tiempo que dura en promedio uno de estos programas de tele de mierda con algo edificante visualmente.

Porque si hay algo que aprendimos con los años de tele de mierda, es que no hay que esperar para ver si a Paulo Vilouta se le ocurre una idea revolucionaria al final. No digo que no vaya a a pasar: pero si llega a pasar, nos vamos a enterar.

Es por eso que decidí armar este top ten. Son diez películas que duran menos de lo que dura Animales sueltos o, si es por eso, Intratables y que, seguramente, te van a traer muchas más satisfacciones.

Un vida mejor es posible, solo tenés que dejar que Míralos Morir sea tu guía (?)

A pesar de que entraban por duración, dejo afuera clásicos clásicos que van desde Sin aliento (À bout de souffle, 1960) de Godard, L’atalante (1934) de Vigo, Hiroshima Mon Amour (1959) de Resnais, Pickpocket (1959) de Bresson, Hijo único (1936) de Ozu, La madre (1926) de Pudovkin, La soga (1948) de Hitchcock, Días de gloria (1978, de cuando Malick filmaba cosas que se parecían a una película y no a un salvapantallas de Windows 95), Viridiana (1961) de Buñuel, Tabú (1931) de Murnau, El loco de la motosierra (1974) de Hooper, Cuerpos invadidos (1983) de Cronenberg y Noche alucinante (1987) de Raimi hasta cosas incluso como Cuenta conmigo (1985) de Reiner, o Historias de familia (2005) de Baumbach.

Quizás sí encuentres grandes directores, pero quizás no te encuentres con sus películas más famosas, todo ordenado en un caprichoso orden de duración, de menor a mayor.

¿Listx? Vamos.

El carnaval de las almas (Carnival of Souls, 1962, 78 minutos)

Creo que hablamos de esta película en Hoy Trasnoche alguna vez, pero no me acuerdo bien. Independientemente de eso, una vez por año hay que recordarla porque el público se renueva.

No sé si estás al tanto de la historia de Herk Harvey, el tipo que dirigía cortos educativos e institucionales y un día dijo “Voy a hacer una película”, hizo esta y volvió a lo que venía haciendo, sin nunca más aventurarse en el cine narrativo.

El resultado fue una de las mejores películas de terror de la historia, pero no dejes que el “de terror” te expulse, porque El carnaval de las almas es mucho más que eso.

Tan así es que la propia Lucrecia Martel, en este video hermoso de la Criterion Collection dijo: “con hacer una sola película así es suficiente.”

Como con Vigo o con Bielinsky, Harvey nos dejó con la duda de cómo hubiera sido la siguiente.

Spider Baby (1967, 81 minutos)

No me digas nunca viste Spider Baby. No me digas que nunca viste de dónde sacó todo Rob Zombie para House of 1000 Corpses (2003) y The Devil’s Rejects (2005).

Pero no estoy acá para caerle al bueno de Zombie, cuyo cine en el peor de los casos me resulta un poco desparejo, sino para hablarte bien del cine de Jack Hill que, como resultó ser alto exploitator, nadie te resalta mucho.

Jack Hill, No Walter Hill. El de Foxy Brown (1974), no es de Los guerreros (The Warriors, 1979): a no confundirlos nunca, a pesar de que ambos tienen, a su modo, un mérito muy especial.

Spider Baby es la primera película de Hill y quizás una de las primeras de ese nuevo horror que llegaría algunos años después de la mano de Romero y Hooper.

Con un Lon Chaney Jr decadente haciendo cualquier cosa para pagarse su hábito alcohólico (como filmar esta o Dracula vs Frankestein (1971) con Al Adamson), las comparaciones de la relación de Ed Wood con Lugosi son perfectamente válidas, pero el resultado es mucho mejor.

Lo que tenemos acá es una Midnight Movie en toda su gloria, hasta en su historia, ya que se la consideró perdida hasta los años noventa, donde el propio Hill desenterró el negativo de no sé dónde para que los fans del género la pudiera ver mejor que en esos VHS copia de copia de copia que circulaban.

Enlace mortal (Phone Booth, 2002, 81 minutos)

Y a esta altura este newsletter es admirador de la obra de Schumacher. Lo que empezó como una defensa medio febril de Ocho milímetros (Eight Millimeter, 1999) terminó acá: con una película que te peleo espalda con espalda, es una obra maestra.

Porque Schumacher hace lo que mejor sabe hacer. Una película absolutamente entretenida y original con una premisa bien simple: si el tipo corta la llamada, se muere.

Ey, hablame de high concept.

Y la verdad que la película tampoco tenía mucho de qué agarrarse porque el protagonista era Colin Farrell, que en esa época parecía una buena idea, pero que, la verdad que para sostener un drama él solo medio que no, pero esta vez sí.

¿Me embrollé? Puede ser. ¿La viste? Si la respuesta es “no” la buscás ya mismo.

Un dato de color hermoso: el guion es de Larry Cohen (ya hablaré del bueno de Larry en algún momento, porque lo merece) guionista genial y director un poco menos de películas como El monstruo está vivo (It’s Alive, 1974) o La sustancia maldita (The Stuff, 1985) que en 2002 vendió esta idea y dos años después la de Celular (Cellular, 2004). Sí, Larry Cohen vendió dos veces la misma película y por eso tendrá siempre un lugar en nuestro corazón.

Casta de malditos (The Killing, 1956, 84 minutos)

Estamos ante un film noir y una de las primeras películas de un muchacho que después iba a ser mucho menos prolífico que en sus años mozos, pero que iba a tener un poco más de prestigio: Stanley Kubrick.

Y decir “estamos ante un film noir” es casi subirle el precio, porque a los del estudio les pareció que no era buena y la mandaron de película B de otra en doble programa.

Bueno, claro que si me nombrás una vez que los estudios tuvieron razón (no vale el Paramount de Bob Evans) te llevás esta fabulosa mampara para baño.

¿Querés ver un proto-Kubrick? ¿Querés ver cosas que después se iban a perfeccionar en su obra? O simplemente: ¿querés ver un noir absolutamente entretenido? Esta es tu película.

Catfish (2010, 87 minutos)

No, no es la serie de MTV. Sí, le vendieron la idea del documental a MTV pero no es la serie de MTV.

Catfish es uno de esos documentales (lo pondría junto con Capturing the Friedmans (2003)) que tenés que ver un día que estés pilas. No un domingo a la tarde, no ese día que querés ver algo “para no pensar en nada”

(Ahora que lo pienso qué perverso que es eso de “voy a ver algo para no pensar en nada”: nos dio La casa de papel. En fin)

Un muchacho se enamora de una chica de manera online y un buen día, extrañado por algunas actitudes, decide emprender un viaje cruzando Estados Unidos para ver si la chica es efectivamente quien dice ser.

Y ahí es cuando la cosa se convierte en una de Cronenberg.

Repito: un buen día, por favor. No quiero quejas en los mails después.

Laura (1944, 88 minutos)

Un film noir hecho y derecho con un policía que se pone a averiguar la causa de la muerte de una mujer y se empieza a enamorar de ella.

Sí, puede sonar retorcido, y un poco lo es.

Por supuesto a los del estudio en la época no les gustó mucho y costó que se estrene con idas y venidas, pero bueno: casi que se podría contar eso de casi cualquier película que resultó relevante.

Si sos de lxs que ven cualquier thriller verga porque te entretiene, por qué no ir por el producto mejorado.

Una de las primeras películas que Otto Preminger hizo poniendo el nombre y no tras las sombras del sistema de estudios.

Imaginate lo buena que es que querido Vincent Price sostenía que era la mejor en la que había actuado.

Attack the Block (2011, 88 minutos)

Es una comedia, es una de acción, es una ciencia ficción y es un poco una de terror y es todo y nada a la vez.

Unos extraterrestres llegan a la Tierra y no va que aterrizan justo en los monoblocks ingleses medio picantes.

Attack the Block es “ET meets el capítulo del más capito de Okupas“, y si no la viste nunca es hora de que corras a verla y empieces a divulgar este evangelio, que sana, cura y hace bien.

¿Te gustan las de Edgar Wright? Es para vos. ¿Te gusta el humor inglés? Es para vos. ¿Te parece que Stranger Things se queda en la dirección de arte? Es para vos.

Una cosa que me llama la atención de esos que hablan de cine habiendo visto doce películas es que nunca hablan de esta, que parece hecha para ellos. Ojo, en una de esas todavía no llegaron al 2011 yendo para atrás en la historia del cine, esperemos.

La niebla (The Fog, 1980, 89 minutos)

Cómo no te iba a colar una de Carpenter. Pero voy con una que me parece injustamente de las olvidadas.

Ya lo dije varias veces pero lo repito: hasta una película mediocre de Carpenter es una buena de cualquier otro director. No es el caso de La niebla, que es bastante espectacular.

Un pueblito costero, una radio en un faro abandonado y una niebla que llega y pasan cosas.

Ideal para esta época del año, que cuando aparece el frío, la madrigada se pone Carpenteriana.

Sí, esta película tiene una remake de hace algunos años que es inmirable. No, no estoy hablando de esa. No, no me voy a hacer cargo si bajás la incorrecta y te querés morir.

La de 1980, no es tan complicado, hermanx.

El verdugo (1963, 90 minutos)

La vida es mejor si se ven películas de Luis García Berlanga, el más grande provocador que tuvo el cine español.

Y mirá que el cine español tuvo provocadores, pero Berlanga lo hizo siempre de una manera tan sutil, que ni el franquismo se daba cuenta que le estaba tocando los huevos.

En este caso, el verdugo de un pueblo le quiere conseguir novio a su hija, que por el trabajo de su padre tiene bajas chances en el amor, esperanzado de que el candidato además quiera reemplazarlo en su quehacer diario cuando ya esté mayor para hacerlo.

¿Mencioné que es una comedia? ¿Mencioné que tiene casi 60 años y que te hace reír con culpa?

Si descubrís a Berlanga con esta, corré a buscar Plácido (1961) también, que encima entra en canon de duración.

Best in Show (2000, 90 minutos)

Quizás viste Esto es Spinal Tap (This is Spinal Tap, 1984). Si no, metela en la lista también porque da la duración para estar.

La película de Reiner estaba co-escrita y actuada por Christopher Guest, que en un momento de su carrera se largó a dirigir.

Y caramba que esa salió bien.

Uno de los resultados es Best in Show, un mockumental sobre concursos caninos, sus participantes, sus amores, sus odios y sus vendettas.

La película en España se llamó Very Important Perros, pero no dejes que eso te arruine la experiencia.

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