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233 – Una historia aterradora

Publicado el 4 de julio de 2024

Muchas veces hablamos de cómo llegamos a las películas. Y eso  generalmente tiene dos ángulos posibles: dónde las vemos, entendiendo  eso por en qué lugar, que nos lleva a hablar de salas de cine y momentos de la vida y todo ese mambo y cómo las vimos, que nos lleva a hablar  más de formatos, formas alternativas de ver películas y demás.

La película de la que vengo a hablar no tuvo una injusticia de estreno  (como tantas otras que si de las que hablamos mucho y muy seguido), ni  siquiera fue condenada al ostracismo ni mucho menos. Fue una película  que se estrenó, fue un éxito y que quizás consumimos más por medios  alternativos, dependiendo de la edad que tengamos.

Porque a diferencia de lo que pasó con esa obra maestra que ya pusimos en valor hace poco como es Fin de semana de locura (Weekend at Bernie’s, 1989) de Ted Kotcheff, con esta película quizás haya que darle otro tratamiento.

“¿Vamos a juzgar con armas de hoy una película del pasado?”

Sí, y está pésimo, ya lo hablamos trescientas veces, pero es verano y nos podemos divertir.

“Bueno, estoy”

Porque, más de treinta años después… ¿Qué hacemos con Papá por siempre (Mrs. Doubtfire, 1993) De Chris Columbus?



Sí, soy consciente que estoy pisando el territorio de Fer Mugica, pero aprovecho que está de vacaciones.

“Heladx me dejás”

No esperaba menos. Vamos a tener que hablar de la película para llegar a dónde estamos yendo realmente.

“Naturalmente”

Me gusta que ya estés acostumbradx.

Papá por siempre no es una película que nació chiquita, que tuvo un buen guionista y que casi casi fue una indie que la pegó, como había pasado con Mi pobre angelito (Home Alone, 1989) unos años antes. “La de Robin Williams” era un tanque de proporciones épicas, por varias razones: si bien su director Chris Columbus había dirigido al toque de Mi pobre angelito Yo, tu y mi mamá (Only the Lonely, 1991) con John Candy casi como un proyecto que ya tenía attacheado de antes, suponiendo que la historia de Kevin MacCallister iba a ser menos exitosa, esta no es otra que película que dirigió “después de dejar la saga” tras Mi pobre angelito 2: Perdido en Nueva York (Home Alone 2: Lost in New York, 1992).
Williams por su lado veía de mostrarse como un actor sintiente en Buenos Días, Vietnam (Good Morning, Vietnam, 1987) de Barry Levinson, La sociedad de los poetas muertos (Dead Poets Society, 1989) de Peter Weir, Despertares (Awakenings, 1990) de Penny Marshall y Pescador de ilusiones (The Fisher King, 1991), por nombrar solo algunas.

Es natural bostezar con la filmografía que te tiré en el párrafo anterior. No solo el cine argentino tuvo “período marrón” durante el final de los años ochenta y principios de los noventa, pero volvamos a la vara con la que se pensó esta película—

La vara no estaba alta, estaba en el cielo. Y las posibilidades de “hacer lo que fuera” a la vuelta de la esquina.

Quizás sea el momento de que haga una aclaración. Es un tema netamente mío, pero: Robin Williams jamás me hizo reír. Quizás sea un problema mío, capaz sea algo que muchos sienten como yo. Si sos del club, decime. Pero volvamos—

La película está basada muy libremente en una novela de la autora inglesa Alle Fine llamada Madame Doubtfire de 1987, que cosechó gran cantidad de premios y ejemplares vendidos y que, como toda la llteratura en su situación, tuvo los derechos comprados casi al instante.

Estuvo en el limbo del development hell, con la gente del estudio pensando en ¡Warren Beatty! para hacer el rol del padre que se disfraza—

Bueno, lleva cierto sentido, para finales de los ochenta Beatty era Dick Tracy, no es taaan demencial.
— hasta que finalmente, y tras el éxito de Mi pobre angelito, el proyecto cayó bajo el control de Columbus, que era uno de los directores de comedias más deseados en Hollywood de ese momento.

El resto es medio “historia”: que el maquillaje tardaba mil horas, que Williams andaba por San Francisco vestido de Mrs Doubtfire a ver si la gente se daba cuenta, que entró a un sex shop a comprar dildos enormes y no despertó sospecha… Hollywood clásico.

La dupla creativa Columbus / Williams iba a volver a juntarse para El hombre bicentenario (Bicentennial Man, 1999) media década después, en lo que se recuerda como uno de los tiros en el pie más grandes de la historia del cine, que ya había vivido el drama de Waterworld (1995) de Kevin Reynolds y El mensajero (The Postman, 1997) de Kevin Costner.

“Estoy sintiendo una vibra anti Costner”

¿Recién ahora?

Si la queremos extremar un poco más, podríamos decir que Papá por siempre marca el comienzo de un barranca abajo imparable en la carrera de Williams, que solo se levantó un poco cuando se puso serio y malo a principios de los dos mil con las películas de Mark Romanek y Christopher Nolan, pero quién soy yo para andar hablando de un actor.

Pero vayamos al tema, finalmente. Bueno, ya estuvimos ahí, sigamos.

En muchas entrevistas Columbus contó que por el estilo de improvisación que solía tener Williams, habían llegado a un acuerdo durante el rodaje: se hacían tres tomas de acuerdo al guión y una de “juego” en la que el actor hacía su gracia.

Esto inició uno de los rumores más grandes de Hollywood y es que existe una versión “para adultos” de Papá por siempre, con todos los chistes de Williams que no llegaron al montaje final.

Lamento decirte que eso, de momento no existe. Sí existen tomas aisladas que fueron apareciendo en ediciones de video home y todo eso, pero no un montaje como ese que hacen los fanáticos de La guerra de las galaxias tratando de borrar todo lo que George Lucas le fue agregando encima.

Pero… ¿esto es tan así? ¿No existe o está enterrada adentro de la película que la inmensa mayoría del público vio doblada y con cortes por la tele?
“Me dejás en ascuas”

Porque, si no leíste nunca sobre guión o incluso en estos envíos, muchas veces: “el terce acto está enterrado en el primero”. Con Papá por siempre pasa algo parecido.

Hará cosa de diez años o así, para cuando los montajes de material viejo en Youtube y esas cosas empezaron a hacerse cosa de todos los días, un usuario logró poner en palabras (¿o imágenes debería decir?) lo que mucha gente pensaba y no había logrado explicar: que Papá por siempre es una película de terror.

El trailer es este, por si justo nunca lo viste.

Ahora, y solo por diversión, porque como ya dijimos antes no se juzga con armas de hoy películas del pasado, analicemos esto un poco más:

Porque quizás no sea esa película de un papá divorciado que quiere pasar más tiempo con sus hijos y por eso se disfraza.Porque ¿por qué no puede ver a esos hijos? ¿qué hizo? ¿por qué se disfraza de vieja? ¿no está stalkeando a su familia, que no sospecha de sus tretas?

Porque, vamos, ponele que estás pasando por divorcio complicado, ¿tu primera reacción es ir a un local de maquillajes y convertirte en una viejita adorable?

Bueno, lo adorable de Mrs. Doubtfire dura poco cuando empezamos a pensar la película como lo que es: algo que está a un objeto punzocortante de distancia de ser un slasher de alguien que llama en el medio de la noche y pregunta cuál es tu película de terror favorita.

Pero no es solo un slasher, es también body horror. ¿O nunca te prendió ninguna alarma la secuencia cuando se viste de señora en el baño público? El látex, los pelos, el sudor, los chicos que lo miran.

Y hay más: casi les prende fuego la cocina, el hijo lo agarra meando parado y , lejos de explicar, lo hace cómplice, y ni hablar de lo que a todas luces podría considerarse un intento de homicidio por alergias contra la nueva pareja de su ex.

Ni en Diego con los novios posteriores de la Claudia se animó a tanto.

Al final, el afiche ghanés la vendía más sinceramente:



Todo esto, por supuesto, es un ejercicio. Porque nos podemos divertir extremando una comedia familiar de hace treinta años porque es enero pero… ¿qué hacemos con los que viven de hacer esto el resto del año?

Me puede no gustar Papá por siempre, puedo no haberme reído nunca con Robin Williams… ¿Esto me da la posibilidad de cancelarlo? ¿Por una película que tiene más de tres décadas?

Ni yo sería capaz de tanto. No seamos capaces de tanto. Hagamos un mundo mejor (?)

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