Como siempre: no sé si tendrás la edad para haber arrancado ese Windows 3.11 para trabajo en grupo que tenía toda la Argentina instalada de la misma copia en algún momento de los años noventa, pero bueno, quizás el título te traiga algo de saudade. Pero bueh, tiene que ver con lo que vengo a contar hoy que es de una película de hace ¡sesenta! años. “Bueh” Esperá, no te vayas. “Bueno. ¿Es en colores?” Bueno, esta justo no. “Bueh” Pero quedate que es de esas que “no sabés lo actuales que son” “Estoy” Porque en épocas donde se discute la singularidad y si esa heladera que te pareció una buena idea que tuviera wifi un día te va a comer el saldo de la caja de ahorro en pesos, quizás venga bien revisar esta película de Sidney Lumet. Sí, ya hablamos de él, y hablamos de él cada vez podemos por acá, por los de los jueves, en los podcasts y en todos lados, porque la evangelización de la palabra de Lumet nunca es suficiente: uno de esos que tendrían que estar entre los grandes, pero que la historia dejó medio a un costado. “Nuestros favoritos” Sí, porque tienen ese qué sé yo tan particular. Pero para entender a Lumet y a esta película en particular quizás haya que hacer— “Un poco—” Un mínimo de historia. Porque esto medio que ya lo contamos varias veces. Lumet venía de la tele y había logrado cierta notoriedad en el cine con 12 hombres en pugna (12 Angry Men, 1957) que, muy a pesar de haber sido nominada a tres Óscars, lo tuvo volviendo a la televisión casi que ese mismo año entre telefims y series de tele. El cine, por alguna razón (deberíamos probablemente pensar que “la cosa del prestigio” no era algo de peso para él) le era esquivo, y él volvía, como volvió miles de veces, a la casa que lo vio nacer y dio de comer sin mucho conflicto. Siete años después, cuando sucede esta historia, Lumet se las había arreglado, de todas maneras, para filmar cinco películas más: Ambición de gloria (Stage Struck, 1957), El hombre de la piel de víbora (The Fugitive Kind, 1959), Esa clase de mujer (That Kind of Woman, 1959), Panorama desde el puente (Vu du pont, 1961), Viaje de un largo día hacia la noche (Long Day’s Journey Into Night, 1962). N de R: delante de cada uno de estos títulos debería leerse “la genial”, así que si no te metiste ¡todavía! en el universo Lumet (muy a pesar del denodado esfuerzo que hacen estos envíos para que lo hagas) te ruego encarecidamente que anotes y vayas a arrancar la torrentera. Pero tenemos que llegar a 1964, el año en el que Lumet hizo Límite de seguridad (Fail Safe), la película que nos ocupa hoy. ![]() Pero— “Yo sabía, el hijo de puta nos hizo el truco de nuevo” — para llegar a 1964 tenemos que pasar primero por 1962 y por un evento que poco tenía que ver con el cine pero que, a la larga, terminó fundando un subgénero de paranoia y conspiración. Hablo, claro, de la crisis de los misiles cubanos. Y acá me voy a ir por la banquina un segundo. Porque en los tiempos que vivimos donde la humanidad ve a la tecnología como una amenaza y en nuestro país el miedo volvió a ser a “los comunistas”, quizás esté bueno volver sobre esto que pasó, repito, hace más de sesenta años. Seré breve: durante 13 días en octubre de 1962 donde estados Unidos, con misiles nucleares en en Italia y Turquía y Rusia con los propios en Cuba, estaban con el dedo muy cerca del botón rojo, a punto de poner caliente lo que fue la guerra fría más larga de la historia que duraría hasta que Rocky lo trompeó a Ivan Drago. Bueno, chistes aparte, hasta ahí llegó la influencia de esa idea de “los comunistas”. Se ve que los que nos tocaron en la tómbola que se hace cuatro años vieron mucho cine de los ochenta. Pero volvamos— La crisis de los misiles cubanos, de alguna manera, inauguró un género que hablaba de bombas nucleares, quién las controlaba y qué pasaría si hay una falla o si cayeran en malos manejos. Límite de seguridad fue la primera, pero no la dejaron serlo, pero eso en un ratito, porque sí, hay puterío, cuándo no. El género siguió películas tan dispares como Coloso 1980 (Colossus: The Forbin Project, 1970) de Joseph Sargent, Juegos de guerra (War Games, 1983) de John Badham o Marea roja (Crimson Tide, 1995) de Tony Scott por solo nombrar un triolet variado. La película estaba basada en la novela Fail-Safe de Eugene Burdick y Harvey Wheeler, dos politólogos convertidos en escritores que, justo a tiempo para la crisis de los misiles cubanos, sacaron esto que de alguna manera se metía “información de adentro” de la defensa nuclear yanqui y que, se decía, había leído hasta el propio JFK. Y mirá cómo todo tiene que ver con todo, porque la novela no va que (?) la agarra para adaptar Walter Bernstein, el guionista sin acreditar de, por ejemplo Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960) de John Sturges que, estaba empezando a trabajar poniendo el nombre en Hollywood de nuevo después de haber estado proscrito por el macartismo. Bernstein devolvió un guión simple, acético que, dicen los que las pueden comparar, que poco se mueve de la novela en la que está basado. A este guión sin sobresaltos (en lo formal, claro) lo agarró Lumet y lo filmó respetando hasta las comas, implementando por el bajo presupuesto lo que ya le había dado buenos resultados en 12 hombres en pugna: sólo cuatro locaciones y en interiores. Porque es la tensión del encierro la que se juega en Límite de seguridad y, si tiramos sobre la mesa el greatest hits de Lumet, también en el resto de su filmografía con las antes mencionadas, Tarde de perro (Dog Day Afternoon, 1975), Poder que mata (Network, 1976) o, si la queremos estirar un poco y hablar de poca plata, Serpico (1973). Sí, Lumet tiene el don de hacer actuar bien (y no sobreactuar a los gritos) a Al Pacino, pero que sea nuestro secreto. Volvamos— Claro que la economía de recursos y el guión seco no hace que la película no te deje noqueadx: porque en definitiva lo que hablan y hablan y hablan todos estos de uniforme y traje es el destino del mundo que, está en manos de sistema que, creían, era “a prueba de fallos” Porque, por si hubiera que llegar hasta acá para explicarlo, es la historia de las negociaciones entre el presidente de Estados Unidos y el premier ruso cuando descubren que puede que el sistema haya fallado y se ataque Moscú. Ambos líderes se ponen en contacto para negociar qué ciudad yanqui van a bombardear con bombas nucleares de producirse ese error. Sí, suena bien y es mucho mejor en imágenes, pero viste cómo son las cosas por acá— La película anduvo bien de críticas pero floja de taquilla. Y acá quizás haya que desviarse una vez más, porque viste cómo es. Quizás con la crisis de los misiles cubanos tan fresca o andá a saber la gente no quería ver más historias de eso. O quizás había algo más. Porque, en una de esas, con todo esto que vengo contando, viendo el año y las películas que nombro más arriba, si andás atentx te está faltando una pieza en el rompecabezas porque— “¿Cómo puede ser que haya llegado hasta acá y no nombrado a—” ¿Dr Insólito (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964), de Stanley Kubrick? ![]() “Pero claro” Bueno, porque se ve que no leíste la parte donde dije “Límite de seguridad fue la primera, pero no la dejaron serlo, pero eso en un ratito, porque sí, hay puterío, cuándo no.” “Sos, ¿eh?” Meme de Francella sonriendo canchero. Volvamos— Porque a Límite de seguridad le sobrevino el drama del lugar y tiempos incorrectos. Para más datos, mirá los años de ambas y te vas a dar cuenta. Lumet y Kubrick estaban trabajando en sus películas al mismo tiempo. Al enterarse de esto Kubrick (uno que sí se nombra en el Olimpo de directores, a diferencia de lo que dijimos más arriba del bueno de Lumet) decidió volantear lo que venía haciendo —adaptar la novela Red Alert de Peter George— y llevarlo para el lado de la sátira. La imagen poética de Marvin el marciano y el pato Lucas de “este planeta es muy grande para los dos” empezaba a pasar en la vida real. Pero fue un paso más allá. Decidió accionar legalmente, diciendo que Fail-Safe (la novela) era un trabajo derivado de Red Alert. Sí, acá nos podemos poner a preguntarnos si dos novelas que salen como consecuencia de un evento de proporciones históricas son “derivadas” de qué, pero bueh. Lo cierto es que el conflicto legal no llegó a nada, porque Columbia, que estaba produciendo la película de Kubrick decidió comprar Límite de seguridad para distribución, haciéndole caso a la película “más grande” en todo lo que pidiera. Y lo que pidió Kubrick fue, claro, ser el primero en estrenar una película sobre el tema. Así fue como Dr. Insólito se estrenó un 29 de enero y Límite de seguridad un 15 de septiembre en 1964. Para cuando le llegó el momento a la de Lumet, la gente ya tenía “fatiga de misiles” ¿Estamos diciendo que Dr. Insólito es una porquería y Límite de seguridad es mejor película? Pero claro que no, solo que ambas, como pasó con Psicosis (Psycho, 1960) de Alfred Hitchcock y Tres cara para el miedo (Peeping Tom, 1960) de Michael Powell, tuvieron la mala suerte de aparecer justo al mismo tiempo. ¿Son un buen doble programa? Por supuesto que sí. ¿Te estoy sugiriendo que vayas y lo hagas? No tengas la menor duda. |