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214 – Una verdadera anomalía

Publicado el 9 de julio de 2024

Quizás este envío sea un poco redundante. perdoname, pero estoy un poco manija.

Y es porque la semana pasada pasó algo rarísimo: una película de un streaming hizo algo impensado.

Y por “impensado” quiero decir: hizo una película bien, sólida, como las que se hacían antes.

Y no solo una película: una ¿secuela? ¿reboot? ¿casi remake? de una de esas que parecen hechas más por fan service que por ganas de hacer algo nuevo.

Y si más arriba digo “redundante” es porque si sos de lxs de la secta, probablemente me escuches hablar maravillas (y hasta casi pelear) por la nueva entrega de la saga de Un detective suelto en Hollywood que sacó Netflix hace unos días, llamada Beverly Hills Cop: Axel F. (2024)

Y… Bueno basta de empezar párrafos diciendo “Y…”

El tema es más o menos así, dejame ordenarme y para hacerlo voy a tener que dejar una o dos cosas claras:

La primera, no tengo un fanatismo tan profundo por nada. No soy de esos a los que, no sé, Volver al futuro (Back to the Future, 1985) o La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) —si justo querés un ejemplo más complejo— le tocan las teclas del pianito de la emoción. En el caso de la primera, la disfruto, como disfruto de la saga de Indiana Jones, pero no me deja en el piso pensando en cómo era mejor cuando andábamos en bicicleta por…

¿Viste que los influencers flashean que tuvieron una niñez como en las películas de Spielberg? Son un show. Pero volvamos—

Sí me pasa que hay películas de esa época que logran entrar en mi pétreo corazón por una serie de recuerdos simpáticos de la época (el caso de Vacaciones (National Lampoon’s Vacation, 1983) de Harold Ramis), por humor (el caso de Gremlins (1984) de Joe Dante) o, simplemente, porque son películas tan sólidas que hay que ser ciego para no verlas: el caso de Un detective suelto en Hollywood (Beverly Hills Cop, 1984) de Martin Brest.

De Brest ya hablamos por acá cuando hablamos de ¿Conoces a Joe Black? (Meet Joe Black, 1998) y su ¿mala suerte? que sepultó su carrera medio que hasta ¡Gigli (2003)! ¡claro que hizo Gigli!

Y (bueno, acá estoy empezando párrafo con “Y…” de nuevo) quizás haya que contar por arriba algo que ya conté en otro momento para explicar esta película.

Porque también es justo decir que además de esta también hizo otra genialidad de los años ochenta que fue Fuga a la medianoche (Midnight Run, 1988) que, siempre digo, no tuvo todo el amor que merecía.

Y segundo, porque no me olvidé que estaba enumerando a pesar de haberme ido por las ramas doscientas veces: es una película filmada como se filmaban antes. Correcta, con secuencias de acción con la coreografía justa, sin caer en cancherismos y con efectos (seguramente) digitales que no se notan y que remiten más a lo que por acá llamamos “choques que duelen”

Bueno, empecemos por decir que…

Quizás un dato bobo pero que llega al corazón del hincha (?) es que la película empieza con el solo de Don Simpson / Jerry Bruckheimer Films:



Y eso, sabemos, dice mucho.

De Bruckheimer solista ni hace falta que te hable, me parece, pero por las dudas:

La saga de Bad Boys, La roca (The Rock, 1996), Con Air (1997), Armageddon (1998), La caída del halcón negro (Black Hawk Down, 2001), la saga de Piratas del caribe, etcétera.

O no tan etcétera, porque también tiene Coyote Ugly (2000), 60 segundos (Gone in Sixty Seconds, 2000) y Pearl Harbor (2001), porque si no acá contamos los éxitos nada más.

No soy un gran fan de sus discos solistas, pero bien vale la aclaración. Sí, como bien se señaló en el episodio de Hoy Trasnoche, es apasionante todo lo que se ha operado, haciendo que hasta al propio Michael le parezca demasiado.

N de R: No tenemos forma de comprobar, y si es por eso de preguntarle si no es vía médium a Michael Cimino si le parecen muchos las operaciones de Bruckheimer, pero podríamos inferir. Luego de esta obligación legal, volvamos—

De Simpson también se habló más largo con motivo de la entrega de Días de trueno (Days of Thunder, 1990), la película que sepultó al blockbuster.

Estoy empezando a notar que estas entregas solo celebran los traspiés y no tanto los éxitos, pero bueh. Volvamos.

Sobre Simpson, por si justo te perdiste aquella entrega, se podría decir que—

Simpson fue el inventor del high concept, que podría definirse rápidamente como “una buena idea que se puede repetir hasta la estupidez” y fue, durante muchos años, jefe de producción de Paramount.

Pero había un problema: le gustaba más la falopa y la joda que al mismísimo Calígula.

Ahí fue cuando Paramount se encontró en una posición difícil: no podía echar a Simpson porque era un excelente productor, pero tampoco lo podía mantener en la nómina, porque era una granada sin espoleta.

La solución salomónica fue proponerle que produjera su propio material desde afuera con la esperanza de que le fuera mal y listo, no hay rencores.

Así fue cómo se funda Don Simpson / Jerry Bruckheimer, porque los de Paramount querían, a) no tener problemas y b) que todo eso que se metía en la nariz Simpson no lo dejara hacer un éxito y sacárselo de encima.

Bueno, no sabemos muy bien si fue porque Bruckheimer tiraba del carro o porque Simpson era un drogadicto muy funcional, juntos meten el hitazo de Flashdance (1983) dirigida por Adrian Lyne y, claro, los de Paramount dijeron “Bueno, no me jode tanto el palero”

Y ahí, justamente ahí, es cuando Simpson se acordó de un guión que había estado dando vueltas casi diez años antes por el lot de Paramount.

Lo había escrito Danilo Bach y tenía un tono —digámosle así— diferente. Tan diferente que el cast que terminó teniendo la versión final eran el día y la noche en comparación.

Ya llegaremos a ese casting, que fue casi coyuntural, pero es importante que seas valiente y sepas esto: esta película era para Sylvester Stallone.

Puede sonar extraño, pero dejame explicar:

Primero: el guión original de la película era serio, la gracia se la agregó, cuenta la leyenda Eddie Murphy durante el rodaje.

Sí, puede ser una de esas fábulas de “actores siendo actores”, pero si la volvés a ver, te das cuenta, sobre todo en la secuencia de la muerte de Mikey que la película si tiene que ser cruel lo es sin mucho problema.

Entonces: hipótesis posible.

Ahora vamos, sí, con lo que se sabe. Le habían probado la ropa de Axel Foley (que se llamaba Elly Axel) en el guión original a Stallone, pero a Sly, que por ese entonces pasaba más tiempo aceitando la musculatura que respirando, empezó a dar sus ideas para el guión.

Así fue como Simpson contrató a otro guionista, que ayudara con la ¿visión? de Stallone para seguir adelante con el proyecto.

Tanto es así, que una de sus películas más recordadas por la cinefilia línea dura (?) es consecuencia directa de esta decisión de bajarse de Un detective suelto en Hollywood: hablo, claro, de Cobra (1986) de George P. Cosmatos.

Sumándole insulto a la injuria, Stallone pidió cambio de nombre de Elly Axel a ¡Axel Cobretti!, además de pedir que Jenny fuera su interés afectivo y no solo una amiga, porque viste que no se iba a aceitar los músculos al pedo, pero nada de esto nunca sucedió cuando ¿Stallone se fue? Quedate con esta duda para dentro de instantes.

Sí, pensar que Cobra es como Stallone entendió Un detective suelto en Hollywood medio medio que llama a un doble programa, ¿no? No te estoy diciendo que ocupes este feriado con eso peeero—

¿Viste que te sembré la duda de si Stallone se fue? Bueno, porque acá es cuando entra la mejor historia de la película, que fue justo antes del rodaje y de conseguir al actor, que fue cuando Don Simpson se sacó de encima a Stallone.

Todo el proceso de reescritura no parecía tener el menor sentido: ellos querían una película, Stallone otra (al punto que la filmó con Cannon dos años después) pero no sabían muy bien cómo distraerlo para que se fuera.

Simpson sabía que Stallone (igual que el) estaba obsesionado con los tratamientos para alargar la juventud.

Sí, puede sonar a un interés extraño viniendo de alguien a quien le deberían haber puesto una plazoleta con su nombre en Cali, Colombia, pero igualmente.

Hablando con Stallone, le dijo que tenía contactos en un centro en Suiza que te inyectaban hormonas de ovejas para lograr mejores erecciones.

Me encantaría que no estés desayunando en este momento, y también me encantaría pedirte perdón por la cinefilia.

Simpson le consiguió un turno con ese especialista, Stallone entró como un caballo, se fue a Suiza y el productor se puso a buscarle reemplazo.

Hay que reconocerle que a pesar de la cantidad de cocaína en sangre se puso pillo y empezó a convocar a otras figuras de la época que fueron diciendo que no de a uno: Mickey Rourke, Harrison Ford, Al Pacino, James Caan y Richard Pryor.

Ojo con la versión de Richard Pryor, eh. Me hubiera gustado verla. No te voy a mentir que la de ¡James Caan! también. Volviendo—

Simpson no tardó en darse cuenta que había una nueva hot property en Hollywood que siempre había actuado “en dúo”: Eddie Murphy, que venía de Saturday Night Live y el mundo del stand up y que había co protagonizado junto a Nick Nolte en 48 horas (48 Hrs., 1982) de Walter Hill, junto a Dan Aykroyd en De mendigo a millonario (Trading Places, 1983) de John Landis y, bueno, hay que decirlo, junto a Dudley Moore en La mejor defensa es el ataque (Best Defense, 1984) de Willard Huyck, quizás una de las peores películas de los años ochenta.

Ya te siento entrega de ese mamarracho. Volviendo—

Murphy, como ya contamos antes, vio el potencial de comedia en la película y empezaron a reescribir de nuevo, con una versión relativamente final del guión que llegó un día antes de empezar a filmar.

Y el resto, en el caso de los que amamos a esta película con todo nuestro corazón, podríamos decir que es historia.

¿Mencioné que Simpson y Bruckheimer de fueron de acá a hacer Top Gun (1986)? Hablale a tus hijos de la droga (?)

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