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209 – Alfombras, marihuanos y nihilismo ¿parte 1?

Publicado el 18 de enero de 2024

Bueno, esto de andar balanceando años me deja pensando más de lo que pensaba. No, no voy a hablar de 1997 o del 2000. Me di cuenta que cometí una falta, como mínimo grave.

Sí, va a ser uno de esos de—

“Cómo puede ser que llegamos hasta acá sin hablar de…”

Cooorrecto. Pero de una gravedad absoluta. Quizás el título ya te dio una pista. O dos.

“Tres, para ser más precisos”

Bueno, justamente: cómo puede ser que llegamos hasta acá y nunca hablamos en profundidad de El gran Lebowski (The Big Lebowski, 1998)?

“Imperdonable”

La verdad que sí, son esos misterios del universo que nadie puede realmente dilucidar. empecemos con una cosa medio autobiográfica, pero que viene al caso.

Hace ya muchos años yo hacía la segunda mañana de FM Kabul con Bobby Flores. Fue, probablemente, mi experiencia de radio más reconfortante, pero no nos distraigamos: hacía una sección que duró (creo recodar muchísimo) que se llamaba Cien razones por las que El gran Lebowski es la mejor película de todos los tiempos, y cada semana argumentaba con algo.

¿Vamos a hacer eso? Probablemente al final, pero quizás no sea hoy.

“Estafadx”

No te creas, porque en el fondo si es así es porque quizás no se pueda hablar de El gran Lebowski en una sola sentada.

Tiene muchas aristas y muchas poco tienen que ver con el cine.

“Ahí me confundí”

Es la idea. Porque Lebowski, el personaje, está basado en una persona real, que aún vive.

“Estoy”

Y quizás si no te metiste tanto en esta película icónica (¿la mejor de los Coen? dejo el interrogante) es un dato que se te pasó.

Pero para llegar ahí vamos a tener que hacer—

“Un poco de historia”

Claro, por supuesto. Porque los Coen llegan a Lebowski (dejame abreviar un poco) casi tarde.

“Cómo es eso”

Bueno, porque la había escrito a la par de Barton Fink (1991), pero los actores que tenían pensados para los principales (Jeff Bridges y John Goodman) estaban ocupados: el primero filmando el western Will BIll (1995) con Walter Hill y el segundo actuando el sitcom Roseanne.

Esperaron, y medio para matar el tiempo escribieron y dirigieron El gran salto (The Hudsucker Proxy, 1994) y ¡Fargo (1996)!

Sí, a veces parece joda todo esto. El punto es que para cuando todos estaban para hacerla, habían levantado un Oscar a mejor guión original. Cosas que pasan.

Cuando la escribieron la habían pensado como una novela de Raymond Chandler (un misterio que, casi episódicamente, se va resolviendo) y seteada en un Los Ángeles actual, casi como un contrapunto del pasado que contaban en Barton Fink.

La película es casi un collage de personajes y situaciones reales que sus amigos le fueron contando.

Acá, justamente acá, es cuando aparece un personaje que—

“El Dude”

No, ese viene después. Un amigo de los Coen que había estado en la guerra de Vietnam.

“Sobchak”

Un poco y un poco. Viste como es eso de escribir, que le ponés algo a uno y algo a otro.

“Hablá carajo”

Peter Exline. Se llamaba Peter Exline. Se llama, bah. Da clases en una universidad ahora.

Exline, cuentan los Coen vivía en una casa absolutamente desordenada que tenía una alfombra que, él mismo confesaba “Ayudaba a unir todo el ambiente”

Ahí tenés.

Exline había estado en Vietnam. Y tenía varios amigos con los que se juntaba a jugar al softbol. Los Coen decidieron cambiarlo por bowling porque era más probable que se sentaran a hablar que durante una práctica de ese béisbol que no es béisbol.

Uno de los amigos de Exline se llamaba Lewis Abernathy y había tenido un incidente: un chico de corta edad le había robado el auto y se había dejado la tarea adentro.

“Sobchak”

Sí, pero no al 100%, porque los Coen también conocían a John Milius.

¿Nunca lo viste? Googlealo.

“Sobchak”

Bueno, a quién le queremos mentir. El amor de Milius por las cosas de metal que disparan balas en indisimulable.

Juntando todas historias fueron tejiendo esa trama “Chandleresca” que tiene Lebowski. Igual, Sobchak no era el único personaje para el que los Coen se basaron en alguien que conocían:

Por un lado está Jesús Quintana, y acá viene un “signo de los tiempos” que vivimos (pasado) y que vivimos (presente): los Coen habían ido a ver una obra de teatro en la que actuaba John Turturro, con quien ya habían trabajado en Barton Fink. Turturro hacía de un pedófilo. Decidieron trasladar ese dato al personaje de la redecilla.

No nos vamos a poner cinéfilos y hacer conexiones, pero Lebowski es del mismo año que Felicidad (Happiness, 1998) de Todd Solondz. Ahí tenés tu paper, solo lo tenés que escribir. De nada. Pero volvamos, por favor—

Y Jesús, a diferencia de la biblia, no estaba solo en esta: también estaba Maude Lebowski, esposa del Big Lebowski y artista conceptual. Acá hay un poco de duda, pero lo que se dice es que, según Julianne Moore, está basada en Carolee Schneemann, una artista conceptual que trabajaba desnuda arriba de una hamaca, según los Coen “sí, puede ser, pero también en” Yoko Ono.

Bueno, me imagino que para esta altura ya debés estar diciendo—

“Dale, hermano, contá la historia del Dude”

Y quizás tengas razón. El Dude está basado en un señor, que aún está entre nosotros, de nombre Jeff Dowd.

Por si tenés alguna duda del parecido razonable, es el:



Sí, la verdad que ni hizo falta llamar a un vestuarista.

Dowd no es solo un hippie de aspecto adorable. Tiene su propia historia.

“Y la vamos a contar”

Todo cierto. La cosa es más o menos así—

Dowd durante su juventud había sido parte de los Seattle Seven, que te explico rapidito:

Los Seattle Seven eran, bueno, siete miembros del llamado Seattle Liberation Front formado en la Universidad de Washington que, en los años setenta protestaban contra la guerra de Vietnam y lo hacían tanto, que muchos terminaron detenidos por rebeldía. Una vez que salió de gayola Dowd hizo lo que haría cualquier revolucionario: se mudó a Los Ángeles.

Y empezó a trabajar de agente de ventas de películas. Los Coen lo conocieron en el momento en el que estaban tratando de mover Simplemente sangre (Blood Simple, 1984) y quedaron fascinados con sus formas, con su forma de vestir, de hablar, de tomar white russians y, sobre todo con que lo llamaran

“El Dude”

Correcto. No es un misterio que Dowd, que tiene aventuras propias a su nombre dignas de varias películas más, fue en quien los Coen se basaron para crear a Lebowski, agregándole lo de la alfombra de su otro amigo.

Para cuando los Coen le contaron del proyecto, Dowd no parecía muy convencido:

“Me llamaron y me dijeron que iban a hacer la película y pensé ‘Mierda’ porque estaba más gordo en ese momento y pensé que John Goodman iba a hacer de mi personaje, pero me dijeron que no preocupe, que iba a ser Jeff Bridges”

Dowd fue tan consciente de que los Coen se habían inspirado en él para el personaje de Jeff Bridges, al punto que se la pasaba en el rodaje con el actor, quien logró capturar a la perfección sus gestos, forma de hablar y todo eso.

Quizás la pregunta que nos deberíamos hacer es: ¿qué opina Dowd de Lebowski? Bueno, por suerte le gusta más dar notas que a De Angeli en la época de la 125, así que tenemos ese dato. Y no deja de ser interesante:

¿Te acordás de la semana pasada (o la anterior, ya se me arma lío con las fechas por la edad) que hablamos de cómo Lebowski había costado que entre ¿Que un poco por Fargo que venía antes y otro poco porque quizás en la repetición…? Bueno, cito textual:

“La primera vez que la vi, sobre el final dije ‘Está bien’… La segunda vez, la tercera, la décima, ahí es cuando la gente se empieza a enganchar.”

Dowd, además de ser uno de los fundadores del Sundance Institute con Robert Redford, trabaja actualmente de productor, consultor y distribuidor, cuando no anda en bata por las playas de Santa Mónica.

Trabajando de distribuidor fue que en un Sundance se cruzó con un crítico que había hablado desfavorablemente de una película que tenía en sus carpetas e inició una guerra de comida que al día de hoy se recuerda.

Es justo decir que Dowd no está perpetuamente fumado en la vida real, solo lo suficiente.

Y acá, justamente acá, es cuando debería enganchar y empezar a hablar de los méritos de la película y quizás, solo quizás, hacer una remake de Cien razones por las que El gran Lebowski es la mejor película de todos los tiempos, pero eso será la semana que viene, porque no te voy a tener toda la mañana leyendo.
Hasta ahora

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