Muchas veces dije —y seguramente seguiré diciendo— que una buena forma de armarse una cinefilia en la cabeza es recordar cuándo o en qué circunstancias vimos tal o cual película.
Este paso quizás sea más simple para lxs que peinamos canas, porque las formas de ver algo y los lugares eran más variados que los de ahora.
No es lo mismo un cine con una decoración X, que cualquier multicomplejo igual al otro. No es lo mismo cualquier streaming que tal o cual videoclub, editora de video, etcétera.
Yo a la saga de Freddy entré en VHS. ¿Viste que no era taaan grande?
Y entré de la manera más cagona posible: viendo la serie de televisión.
Y vos dirás ¿qué tiene que ver el VHS con la tele? Bueno, en este caso todo.
Las pesadillas de Freddy (tal fue el título local de Freddy’s Nightmares, una serie de una temporada en 1988) no llegó al mercado local, en ese momento hiperinflacionario y muy complicado, por la tele sino editada en una serie de VHS que tenían, si mal no recuerdo, dos episodios por cinta.
Los que todavía no nos animábamos tanto a las películas de terror (o los que como yo, habíamos visto Pesadilla en lo profundo de la noche (A Nightmare on Elm Street 1984) de Wes Craven en video y habíamos necesitado recuperarnos) teníamos el salvoconducto de Las pesadillas, que eran poco más que un capítulo de Cuentos asombrosos con más humor que terror.
Vaya este consejo a todx aquel que tenga bendi y quiera introducirla en el mundo del terror: la mejor forma es con el humor. Siempre El regreso de los muertos vivos (The Return of the Living Dead, 1985) y nunca The Human Centipede (2009).
Bueno eso último te habrás dado cuenta, sino seguramente te contacten de un juzgado. El punto—
Una vez perdido el miedo, y envalentonado de todo tipo de horrores, en general se retomaba la saga de Elm Street en el orden en el que se había filmado, siempre en VHS.
De hecho la primera de Freddy que vi en el cine, si no me falla la memoria, fue Pesadilla 5: El niño de los sueños (A Nightmare on Elm Street 5: The Dream Child, 1989) de Stephen Hopkins, el director de Depredador 2 (Predator 2, 1990) con Ruben Blades. Sí, no agarré una buena época. Volvamos un poco a—
Ver las Pesadilla en orden. Después de la primera, naturalmente, venía la segunda: Pesadilla 2: la revancha de Freddy (A Nightmare on Elm Street 2: Freddy’s Revenge, 1985)—

—y ahí, justamente ahí, es que empezaban los problemas.
Podríamos explicarla simplemente diciendo: Pesadilla 2 es Halloween III y estaríamos dando (quizás solo un poco) en el clavo.
Pesadilla 2 es Halloween III en el sentido más lineal de los eventos: la secuela de un franchise que decide irse por otro lado. ha pasado miles de veces, miles de veces ha salido mal, independientemente de lo que después diga el paso del tiempo.
Pero hagamos un poco de historia, porque los devenires de Pesadilla 2 son bastante más complejos. La cosa fue más o menos así.
New Line tenía un éxito de la noche a la mañana con la primera de la saga y se puso a trabajar en una secuela inmediatamente. Eran los ochenta, la época de los 2 y 3 después de los títulos.
Los del estudio empezaron a elucubrar cómo se podía hacer despegar la serie y el guionista Leslie Bohem (que en ese entonces no había escrito nada, pero después fue responsable de los guiones de Pesadilla 5, Daylight (1995) y La furia de la montaña (Dante’s Peak, 1997) dejo el dato para que vos hagas ta tasación de su carrera) vino con dos conceptos que se iban a terminar explotando a medida que los números después del Pesadilla fueron creciendo: posesión y el embarazo.
Sí, voy a dejar que lo pienses un segundo. Y también que evalúes que pasó después en la saga. Porque lo que fue un “No, ni loco” en la 2 terminó siendo un “Re, dale para adelante” en la 5, pero estamos acá hablando de la 2.
No hubo embarazo, pero sí posesión. El sueño de Bohem de combinar las dos y hacer una suerte de El bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968) iba a tener que esperar.
La posesión, de todas maneras, tampoco fue recibida con los brazos abiertos. O por lo menos no por Wes Craven, a quien el guión escrito por David Chaskin le pareció flojo y dijo que no iba a dirigir la secuela.
Si hizo bien o no, teniendo en cuenta su derrotero posterior que vuelve a la vida con “la Pesadilla sincera” La Nueva Pesadilla (Wes Craven’s New Nightmare, 1994) que deriva invariablemente en la saga de Scream, es un debate muy largo que tiene varias respuestas y una es “no hubiéramos tenido La serpiente y el arco iris (The Serpent and the Rainbow, 1988)”
El punto es que Craven puso los pies en polvorosa y en su lugar llegó uno al que no le gustaban las películas de terror (pero que las hacía por necesidad, se ve) llamado Jack Sholder.
Es interesante la figura de Sholder, que venía de hacer una desvergonzada mezcla exacta entre Noche de brujas y Martes 13 llamada Alone in the Dark (1982), después hizo Hidden, lo oculto (Hidden, 1987) y terminó haciendo la segunda Wishmaster, Wishmaster 2: Evil Never Dies (1999), porque se iba a convertir medio en un standard de la saga de Freddy, directores a los que nos les gusta el terror y agarran la película como “mi primera chamba”
¿Ya soy joven?
La película, por si nunca la viste, es una suerte de Muchacho lobo (Teen Wolf, 1985) pero con uno que se convierte en Freddy.
Sí, nadie sabe en lo que estaban pensando.
El punto es que la película se estrenó, Freddy pasó al mundo de la realidad y la cosa se fue al cuerno. Una de las razones por las que no funcionó la idea de que el asesino de sueño pasara de dimensión y atacara a todos en una fiesta con pileta fue la que pronosticó Craven cuando se bajó del proyecto: Robert Englund no es tan alto, no le va a asustar a nadie el petiso ese.
Perdón si sos petisx, era para ilustrar. Volviendo—
Esto no quiere decir que no haya sido un éxito de taquilla ni nada, de hecho la saga siguió al poco tiempo como si nada. Pero había algo más. Algo que llegaría con el correr de los años.
Estudiosos del tema no tardaron en descubrir que Pesadilla 2 tenía un subtexto homoerótico muy grande.
“Momento ¿qué?”
Te espera un viaje accidentado. Benvenidx.
Empecemos por el actor al que le pasa todo, Mark Patton. Él es la final girl de la película. Ese rol está cambiado casi intencionalmente. Nancy por Jesse.
Jesse, un nombre que puede usarse para ambos sexos. Jesse, que casi nunca aparece con una remera puesta. Jesse, que hace lucha grecorromana… ¿sigo?
Y acá es cuando empiezan los problemas. Porque Patton no sabía que estaba filmando una película con esas características.
Patton, en ese momento en el closet, sostiene que “los productores le ocultaron” que la película iba a ser así, y que eso lo encasilló en un solo tipo de rol a partir de ahí.
Lo podríamos debatir toda la vida, claro.
Y no va a hacer falta, porque esto fue antes de que Patton abrazara el rol de Jesse con el correr de los años, haciendo tour por convenciones especializadas en cine de terror al día de la fecha.
Parecería ser que Pesadilla 2 fue lo mejor y peor que le pasó en la vida.
Del mismo modo que Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965) de Russ Meyer es una película “accidentalmente feminista”, Pesadilla 2 es una película “accidentalemente queer“
La historia de Pesadilla 2 se cuenta en el documental Scream, Queen! My Nightmare on Elm Street (2019) de Roman Chimienti y Tyler Jensen que, si tenemos que decir la verdad, era mucho mejor en los papeles que vista, pero bueno, ahí está si la querés ver.