“Disney es magia, es diversión”, cantábamos niños y niñas a principios de los años noventa, imaginando que la empresa de Walt y su ratoncito era de manera literal y figurada un lugar en el que no cabían desilusiones, fiascos o discordias.
“Disney es magia, es diversión”, cantábamos niños y niñas a principios de los años noventa, imaginando que la empresa de Walt y su ratoncito era de manera literal y figurada un lugar en el que no cabían desilusiones, fiascos o discordias.