Mil veces hablé del drama de la distribución y exhibición del cine argentino.
Que no hay suficientes distribuidoras (o las que hay son chicas y con poco alcance) ni salas dispuestas a albergar los estrenos.
Que todas las semanas el Gomón ¿estrenaba? como podía una cantidad irreal de producciones en dos funciones diarias para las que había que irse al centro o joderse, y todo ese cotillón.
Hablé también de la falta de interés de los directores y productores que, muchas veces, dejan atadito el cachorro al guardarraíl de la autopista, total ellos ya cobraron por su trabajo.
La gracia de las películas, para los que no lo saben todavía, es que se vean. Que se vean por el público más grande que sea posible.
No voy a caer en la berretada de “la película es del público” porque no soy actor y no creo en esas boludeces, pero en un costado medio realista y sin “la emoción del actor” la cosa no deja ser un poco así.
Entonces: repasemos la cadena para dejarla clara.
Producción: está relativamente cubierta por el INCAA, la gente más mal que bien hace sus películas.
Distribución: ahí empieza la joda. Porque las distribuidoras grandes solo agarran películas argentinas grandes con grandes actores y grandes presupuestos y las chicas… un día vamos a hablar de las chicas, pero en su mayoría no hacen beneficencia como nos quieren hacer creer. Supongamos que un realizador de una película mediana consiguió un distribuidor, este distribuidos se va a ir a pelear con los exhibidores para que le den una sala.
Exhibición. El exhibidor va a poner de un lado de la balanza esta película que fue a algún festival, pero que “no tiene a nadie conocido” y del otro la parte de 6 de una saga que ya le chupa un huevo a todo el mundo pero “es conocida”.
Bueno, ya entendieron cómo funciona.
Después está el “circuito alternativo” que está comprendido por algunas salas de centros culturales, teatros, algunos cines de corrientes y museos. Y el Gomón.
El Gomón que es medio un derecho adquirido para cualquiera que haya hecho una película vía INCAA. Que sea un derecho adquirido no quiere decir que sea la única opción: da la sensación que a veces “les da paja” buscar otra sala. Pero bueh, ya lo hablaré otro día, sin cuarentena y con los cines abiertos.
Y justo digo cuarentena por algo: porque la cuarentena hizo un milagrito. No te digo que valió la pena estar encerrado ¿un mes y pico? ¿dos meses?, pero aparecieron varias películas que en una de esas, si no estás en el día a día de los estrenos o no vivís cerca del Gomón, se te pasaron fuerte.
Las “liberaron”: ese parece ser el término de moda, como si en una estructura donde no se la podés mostrar a nadie, deberías esconderla. En fin, ya lo hablaré otro día, sin cuarentena y con los cines abiertos.
Hay una larga lista de películas nacionales que se pueden ver (detalle más, detalle menos) mientras dure la cuarentena, y varias otras que se pudieron ver siempre, pero nadie te las señaló.
Empiezo por el sistema de streaming del estado, cine.ar. La calidad suele ser un hit or miss, y muchas veces son esas mismas películas en esos mismos transfers de mierda porque hasta que no tengamos una Cinemateca, este país… ya lo hablaré otro día, sin cuarentena y con los cines abiertos.
Pero, por el tiempo que estamos pasando, se pueden ver varias clásicas que valen la pena, como Si muero antes de despertar de Carlos Hugo Christensen, El hombre que debía una muerte de Mario Soffici, La trampa y El ángel desnudo, ambas también de Christensen o Días de odio de Leopoldo Torre Nilsson y algunas más “nuevas” como la genial Los paranoicos de Gabriel Medina o la muy actual Fase 7 de Nicolás Goldbart y algunas de rutilante actualidad y no tanto como Los dueños de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, Un cine en concreto de Luz Ruciello, Teatro de guerra de Lola Arias y la hermosa Foto Estudio Luisita de Sol Miraglia y Hugo Manso. Adicionalmente, pagando 30 pé el alquiler, podés ver algunas muy interesantes como Araña de Andrés Wood, Los sonámbulos de Paula Hernández, Las buenas intenciones de Ana García Blaya o la hermosa ¡y exitosa! La muerte no existe y el amor tampoco de Fernando Salem.
Hacen también una sección que se llama “Los jueves estrenos”, donde, valga la redundancia, estrenan películas. No sé hasta cuándo va a estar, pero mientras escribo esto, podés ver Un sueño hermoso, un documental tan fascinante como aterrador.
Y una picaresca antes de pasar a otra cosa: está completo la primera Historias breves, que se la sindica como la responsable del nacimiento del nuevo cine argentino. Son una docena de cortos (creo que no están todos, pero capaz me falla la memoria), dirigidos por Bruno Stagnaro, Lucrecia Martel, Adrián Caetano y varios más. Si nunca la viste, capaz que es un lindo experimento.
Por otro lado, algunos patriotas vienen subiendo a YouTube clásicos que generalmente capturan de las transmisiones del querido Fernando Martín Peña, quizás el más patriota de todos, y su Filmoteca, Volver y alguna que otra fuente más.
Y hay varias cosas como Apenas un delincuente de Hugo Fregonese, una película que no me voy a cansar de recomendar nunca, Prisioneros de la tierra de Mario Soffici, la extraña comedia El negoción de Simón Feldman, No abras nunca esa puerta y La muerte camina en la lluvia de Carlos Hugo Christensen, Noches sin lunas ni soles y la brillante Los muchachos de antes no usaban arsénico de José Martinez Suarez (esta ultima, sobre todo, para ver por qué al pedo la remake), El dependiente y Soñar, soñar de Leonardo Favio y varias de la hermosa generación del 60, como Los jóvenes viejos de Rodolfo Kuhn, y hasta las relativamente más recientes 758903 y Regresados de Christian Bernard y Flavio Nardini.
Algunas están en mejor calidad que otras, pero digo esto ahora y lo niego después de la cuarentena: si vas a ver una películas argentina clásica en un transfer más o menos, con 480p tirás, dependiendo de la distancia que tengas con la pantalla.
Tampoco es menor el esfuerzo de la gente de Cinemargentino, que hace años vienen armando una videoteca de películas que hasta ahora sería imposible conseguir de otro modo, con casi nula visibilidad y un esfuerzo enorme.
En su catálogo podés ver Modelo 73 de Rodrigo Moscoso, La genial El descanso de Ulises Rosell, Andrés Tambornino y Rodrigo Moreno, La sonámbula de Fernando Spiner, Vida en Marte de Néstor Frenkel, la coral A propósito de Buenos Aires, la hermosa La hora de la siesta de Sofía Mora, el western lisérgico Aballay, también de Spiner y pila de documentales como Rastrojero de Marcos Pastor y Miguel Colombo, Cumbia La Reina de Pablo Coronel, m de Nicolás Prividera, la histórica Juan, como si nada hubiera sucedido de Carlos Echeverria, Raymundo de Ernesto Ardito y Virna Molina, Los próximos pasados de Lorena Muñoz, Construcción de una ciudad y Amateur de Néstor Frenkel, la dark como pocas Los jóvenes muertos de Leandro Listorti, y Metrópolis refundada de Evangelina Loguercio, Diego Panich, Laura Tusi y Sebastián Yablón sobre la gesta heroica de Peña y Felix-Didier detrás del negativo completo de Metrópolis de Fritz Lang.
Y después están “las liberadas”, esa fruta prohibida que nos han dejado saborear ahora, que parece que termina el mundo (?)
Fueron apareciendo varias, y varias se fueron cayendo: no vaya a ser que alguien vea muchas veces una película. Las que quedaba disponibles para el momento de esta redacción eran:
Cetáceos de Florencia Percia, Infierno grande de Alberto Romero, Mauro de Hernán Rosselli, Juana a los 12 de Martín Shanly, La vida sin brillos de Nicolas Teté y Guillermo Félix, El invierno llega después del otoño de Malena Solarz y Nicolás Zukerfeld, Te quiero tanto que no sé de Lautaro García Candela, la experimentalísima La película infinita de Leandro Listorti, Buenos Aires al Pacífico de Mariano Donoso, el docu sobre Narciso Ibáñez Menta Nadie inquietó más de Gustavo Leonel Mendoza, la hermosísima Llamas de nitrato de Mirko Stopar y la sórdida pero no por eso menos interesante Monger de Jeff Zorrilla.
El querido Sergio Wolf decidió liberar Esto no es un golpe, el documental sobre la semana santa del 87 y el “golpe de estado” de Aldo Rico a Alfonsín. Contado parece un documental que verías en la escuela, visto es más cercano a un thriller. La última hora es tensa como pocas cosas que hayan visto en mucho tiempo.
Gran revuelo causó la liberación de La flor de Mariano Llinás. Se puede ver completa en una plataforma alternativa por unos quilombos de derechos, pero se puede ser completa. A los que les asusta “una película de 14 horas” les cuento que es prácticamente el mismo tiempo que invirtieron maratoneando La casa de papel y acá tampoco (prácticamente) tienen que leer subtítulos. Adicionalmente, para los que se quieran animar de a poquito, tienen disponibles en YouTube Balnearios, y las tres partes de la genial Historias extraordinarias.
Y siguiendo con El Pampero (y ya terminando), también aparecieron para ver La vendedora de fósforos, El escarabajo de oro y El loro y el cisne de Alejo Moguillansky y Ostende y La mujer de los perros de Laura Citarella.
Y… eso es todo por esta semana.
Si llegaste hasta acá y no te aburriste en el medio, respondeme “Exponencial” en Twitter: esa va a ser nuestra palabra segura de esta semana.
Si recibiste este mensaje reenviado, no querés seguir viviendo así y querés ser parte del club, te podés suscribir , recibirlo vos mismo y reírte de los que se reían de vos por ser un outsider.
Si te quedaron dudas, tenés preguntas que nada que ver, estás indignadx por algo o querés aportar un punto de vista distinto, podés escribirme acá.
Contesto prácticamente todo en el tiempo que voy teniendo. Esto es: más tarde que temprano te va a llegar la respuesta.
A los fines de acelerar un poco las cosas de los dos lados, aclaro: no hago recomendaciones a medida por mail, no sé dónde te podrás bajar tal o cual cosa, no sé qué sitio de torrents es mejor que otro y, sobre todo: si te bloqueé en Twitter, alguna cagada habrás hecho. Parece que esta parte no la están leyendo mucho, así la voy a repetir así queda fijado: no hago recomendaciones a medida por mail, no sé dónde te podrás bajar tal o cual cosa, no sé qué sitio de torrents es mejor que otro y, sobre todo: si te bloqueé en Twitter, alguna cagada habrás hecho.
Antes de cerrar, acordate que tenés la primera temporada completa de Un invento sin futuro, mi podcast de historia del cine para Infobae acá; que volvió con todo Hoy trasnoche, y que a raíz de la cuarentena sale con un daily ¡como el New York Times! de lunes a lunes mientras haya confinamiento obligatorio (ya se extendió con la extensión, valga la redundancia, y puede que se vuelva a extender y valer la redundancia y ya no tengo más ganas de vivir por dios qué rápido que nos quedamos sin capítulos cada vez que grabamos), además de que hay un capítulo regular nuevo mañana y tenés todo el catálogo acá; que también en cualquier momento vuelve Lettera 22 y tenés cuatro temporadas acá (recomiendo escuchar de atrás para adelante) y que hay una ¿única? temporada de Cinefilia ninja acá por si andás con ganas de nerdear un poco más fuerte.
Y vamos de nuevo: quedate en casa, no salgas a menos que sea realmente necesario, si salís tapate la boca porque te cobran como ochenta lucas y además está mal y entretenete lo más que puedas.
¡Gracias por leer y por el interés! Hasta el jueves que viene.
PD: Bonus si llegaste hasta acá. El jueves que sigue habiendo cuarentena. Estoy pensando en volver a la normalidad de este newsletter… ¿Cómo la ves?