No es ninguna novedad que Netflix tiene una serie de códigos para acceder a películas de un determinado género. Una serie de códigos que (es obvio) publica Netflix para hacerte creer que su catalogo es mucho más grande de lo que realmente es. Porque, los que le dimos la vuelta varias veces a la calesita, sabemos que variedad, lo que dice variedad, hay bastante poca.
A veces el concepto de cada género es algo laxo, a veces es compartido muchas veces por una misma película y a veces ese código no te lleva a ningún lugar. Pero, si empezás a barrer código por código, probablemente te aparezcan cosas que el algoritmo no te mostraba.
No que estaban “ocultas”, no que “no quieren que veas”, ni ninguna de las boludeces que clickbait que se leen todos los días: si ves sistemáticamente películas de terror, difícilmente el algoritmo te ofrezca una comedia romántica.
Aún con estas armas el panorama es bastante desolador. Fuera de la boludez con la que nos podríamos indignar todos como “No hay ninguna de Hitchcock” (de hecho, yo mismo me indigné en Twitter hace un par de días), hay varios directores e incluso géneros o períodos de la historia del cine que corren esa suerte. La oferta de películas realmente clásicas (por poner un ejemplo) es cercana a nula y reemplazada por películas de los ochenta. Okey, nos puede gusta John Hughes y podemos considerar a Experto en diversión “un clásico”, pero difícilmente Matthew Broderick reemplace a James Stewart en Intriga internacional.
En uno de los últimos episodios de Un invento sin futuro hablamos de eso. Del truco que nos hizo Netflix. De cómo se volvió imprescindible con películas de otros estudios para después solo ofrecernos las propias. Es algo así como si Hallmark Channel hubiera pasado películas buenas y de un día para el otro, cuando ya es nuestro único canal de televisión, solo nos quiere ofrecer esos dramas actuados como el orto que solo ellos saben hacer.
Sí, es verdad que a veces Netflix en el revoleo de guita termina haciendo películas buenas. Sí, las he mencionado en múltiples ocasiones y seguramente las mencione en instantes, pero deberíamos analizar el ratio de buenas contra malas: por un El irlandés hay veinte Edhas.
Los que crecimos en la época del video sabemos que había una diferencia abismal entre el videoclub de barrio que estaba ahí hace mil años y guardaba todo lo que había comprado históricamente y los Blockbuster que empezaron a aparecer como hongos a mediados de los años 90.
Ya en esa época, la queja del cinéfilo medio era simple: no hay fondo de catálogo. Hay cien copias del estreno y dos películas de Hitchcock.
(Esta batalla la ganó el videoclub de barrio, que duró un par de años más que Blockbuster que fundió de manera épica en la trasición entre el VHS y el DVD. Pero eso es para otro día.)
Que Netflix no es un videoclub de barrio quedó claro de entrada. El problema es que ni siquiera es un Blockbuster. Pero ahí estamos parados y tenemos que arreglarnos con el que más penetración tuvo. Netflix es, sin dudas, “el estándar.”
Sería relativamente lógico moverse entre dos o más opciones. Netflix y alguno más. Veamos qué tenemos a mano:
Amazon está empezando a mostrar la cabeza con una estrategia que probablemente termine siendo igual que la de Netflix pero que, por ahora, tiene más fondo de catálogo que la ene roja.
Qubit sería otro buen candidato. Tiene clásicos por montones y películas de los sesenta, setenta, ochenta y noventa y se parece más a ese videoclub que tenía un poco de todo. Tiene, digo todo, una interfaz que deja bastante que desear.
Pero no estoy acá para hablar de esto, estoy acá para darte soluciones en esta época de cuarentena y desolación. Y es justamente por eso que empiezo con Netflix.
Voy género por género, quejándome un poco de lo que no hay y señalando lo que sí, con links en los títulos así es todo más amigable para aquel que no quiera hacer esfuerzo alguno.
Ni bien te ponés a peinar código por código te das cuenta que son medio las mismas películas ordenadas distinto. No tengo muy claro qué número real de títulos tiene Netflix en su catálogo de manera estándar, pero no suena a mucho si drama, acción, clásico y aventura te tira coincidencias de dos o tres títulos.
Así que para evitar los “esta también está acá”, vamos con los géneros mas abarcativos y peinemos de ahí: son 24.
(Breve N de R: uso los títulos de Netflix aunque me parezcan una aberración para que sea más fácil para todos. Volveré a la sana costumbre de “títulos de estreno en el país” la semana que viene.)
En Acción tenemos: alguna que otra de Jackie Chan, entre ellas El maestro borrachón que es fantástica, algunas de la saga Wu Tang como La cámara 36 de Shaolín y las dos de La guillotina voladora. Está Tron para los que no sabían que el vómito ese de hace unos años era una remake, Blade Runner con corte del director (creo que es la del reestreno, pero estoy tocando de oído), Los cazafantasmas, que seguramente nos encontremos en otras calesitas, Point Break, El perfecto asesino que es más drama que acción pero seguramente nos la crucemos de nuevo, Máximo riesgo de Ringo Lam con Van Damme porque siempre tiene que haber un Van Damme, la genialidad de Stephen Chow Kung Fusión, La noche más oscura de Kathryn Bigelow, la coreana Invasión zombie, La genial Hold the Dark de Jeremy Saulnier y la remake de Shaft que, la verdad, es divertidísima.
En Animé toco de oído, me voy a manejar en lo que vi, que es básicamente Miyasaki: creería que están casi todas: El castillo de Cagliostro, Nausicaä del valle del viento, El castillo en el cielo, Mi vecino Totoro, Kiki, entregas a domicilio, Porco Rosso, La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro. No tengo bendi, pero me juego a que si se las ponés a la bendi tenés un par de horas de tranquilidad.
En Ciencia ficción y fantasía, otro del que no soy particularmente fan, tenemos: Encuentros cercanos del tercer tipo, Jurassic Park y El mundo perdido, todas de Spielberg. De Jurassic Park está la tres también, pero bueh. Hay un Cuarón de cuando no buscaba prestigio que es Niños del hombre y la genial El huésped de Bong Joon-Ho, el de Parasite. Entre las más nuevas está Ocultos por la luna de Jim Mickie, un director que hay que verle todas las que hace siempre.
Ciencia y naturaleza me lo voy a saltear, porque hay más de esos documentales de discusión que dura los dos días después que sale que otra cosa.
En Clásicas hay una bolsa de gatos inaudita. Haré lo posible. Está El extraño de Orson Welles, A la hora señalada de Fred Zinnemann, Shane, el desconocido de George Stevens, Busco mi destino de Dennis Hopper, El submarino de Wolfgang Petersen y Tucker: un hombre y su sueño de Francis Ford Coppola, quizás su última película buena.
En Comedias hay otro drama, porque te meten la bolsa todos los especiales de standup. Todo bien, no son películas: son especiales de standup. Igualmente están: Los caballeros de la mesa cuadrada y La vida de Brian de los Monty Python, la primera Locademia de policía que era bárbara, Esperando la carroza porque verla en HD y ancha es otra vida: se descubre que estaba encuadrada, la extrañísima She’s Gotta Have It de Spike Lee, Un príncipe en Nueva York sin el doblaje de Telefé, la genial Ciegos, sordos y locos de Arthur Hiller, Kicking and Screaming, una de las primeras de Noah Baumbach, la oscurísima comedia uruguaya Whisky de Stoll y Rebella, la maravillosa y poco vista Manson Family Vacation, y entre las más nuevas tenemos Catfight, El bar de Alex de la Iglesia y la ignoradísima en los Oscar de este año: Mi nombre es Dolemite. Hay también un montón de películas de Adam Sandler y de los Wayans. No te las estoy recomendando, te lo estoy señalando como alguien que dice “Cuidado, esa baldosa está floja.”
“De Hollywood” es otra bolsa de gatos donde vale todo y nos vamos a encontrar con los mismo que en los géneros por separado.
Con Deporte pasa lo mismo que con Ciencia y naturaleza, qué querés que te diga.
La bolsa de gatos de Comedia era la banda soporte de la bolsa de gatos que es Documentales. Están igualmente Comedian con Jerry Seinfeld, The Other One, el documental sobre Bob Weir de los Grateful Dead, la hermosísima Chuck Norris vs Communism sobre cómo los rumanos se las arreglaban para ver igual películas yanquis durante el comunismo, The B-Side de Rool Morris, porque nunca es suficiente Errol Morris, Shot! sobre el fotógrafo Mick Rock, Jim y Andy para tratar de definir si Jim Carrey es un genio un genio o un pelotudo a pedal, la oscurísima Abducted in Plain Sight, la maravillosa Voyeur, basada en el texto de Gay Talese, una española poco vista y genial como es Apuntes para una película de atracos, el documental sobre la película póstuma de Orson Welles Me amarán cuando esté muerto, que la verdad que es bastante mejor que la película y Birth of the Cool, el docu de Miles Davis. Después mucho especial de tele escondido atrás de la ligustrina para engordar el catálogo.
Drama es, justamente, un ídem (?), porque entra todo y no termina entrando nada. Veamos qué sale. Está Scarface de Brian De Palma, quizás su mejor esfuerzo, pobrecito; está Pizza, Birra, Faso, que verla en esta calidad es una de las pocas cosas buenas de estos últimos años, está la extrañísima La antena de Estaban Sapir, está La gran apuesta de Adam McKay, está Christine de Antonio Campos, pero vela solo un día muy positivo, está la hermosísima Aquarius, de Kleber Mendonça Filho, el director de la reciente Bacurau, Está Hell or High Water que nunca viene mal, está El otro hermano de Caetano que no es una caminata por la pradera, pero sí una de las mejores películas que ha dado el país en los últimos diez años, está Los Meyerowitz: la familia no se elige de Noah Baumbach y, por supuesto, está El irlandés de Martin Scorsese, película que debe ser militada cada vez que se tenga ocasión.
Fe y espititualidad, junto con Historia: a la misma bolsa de Deporte y Ciencia y naturaleza. Sigo.
En Independientes hay de todo menos eso: películas independientes. Tomándome el término muy a la ligera te rescato: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos de Gondry, Quisiera ser millonario de Danny Boyle, El huésped, la obra maestra de Adam Wingard y la senegalesa Atlantique.
En Infantiles y familiares no me voy a meter, porque no tengo bendi y, si me apurás un poco, casi que no tengo familia tampoco.
“Internacionales” es otra bolsa de gatos como “De Hollywood” que solo engorda el catálogo con títulos que ya viste pasar en otras calesitas.
Lo mismo pasa con “Los favoritos de la crítica” ¿Qué favoritos? ¿De qué crítica estamos hablando? ¿No estaremos ante una nueva categoría donde tenemos las mismas películas de las otras? Sí, correcto.
En Música y musicales hay tres de los Parchís. Repetiría el chiste de los Wayans, pero fue hace pocos párrafos. Seamos buenos: está La La Land, que puede venir bien en tiempos como estos. Y para cerrar donde abrí: está el documental de Parchís, que la verdad que es bárbaro.
Con “Películas argentinas” pasa lo mismo que con… Bueno, ya entendiste la dinámica del algoritmo y del chiste por repetición. Las que quería recomendar, ya las recomendé en otros géneros. Está Perdida también, por si disfrutás de las películas malas en serio.
Ni hablar de “Películas en español” pasa lo mismo que con– JESÚS LLEVAME PRONTO.
Voy con Romances, porque esta semana no me guardo nada. ¿Es una bolsa de gatos? Veamos… Te fallé: no hay un carajo.
Dame una alegría, Terror: te lo pido por las nenas. Está El enigma de otro mundo de John Carpenter, Pesadilla 3: Los guerreros del sueño, quizás la mejor de la saga junto con la primera, En la boca del terror también de Carpenter, Anaconda, que es medio una poronga, pero es divertidísima, la remake de Zack Snyder de El amanecer de los muertos que es solidísima, la genial comedia de terror inglesa Shaun of the Dead, La invitación, una de las películas más interesantes del último tiempo, la francesa Raw si buscás alguna emoción más fuerte, la genial Silencio de Mike Flanagan, la iraní Under the Shadow, que tiene el mejor sobresalto del que tenga memoria en películas recientes, la ya clásica Huye de Jordan Peele y The Perfection, que tiene opiniones divididas, pero a mí me gustó bastante.
Y cerramos la recorrida con Thrillers donde, por acumulación, nos vamos a encontrar con cosas que ya vimos en otras calesitas, pero donde también están: Pecados capitales, Zodíaco y Perdida, las tres de David Fincher, Dia de entrenamiento, quizás uno de los mejores guiones de todos los tiempos, La cura siniestra de Gore Verbinski, la española Contratiempo que nunca te deja a gamba, la coreana The Witness que es una pequeña maravilla, Calibre, la producción de Netflix que no es una porquería, junto con Diamantes en bruto de los hermanos Safdie, de la que hablé en uno de los primeros envíos.
Y con eso termino por hoy.
Como todas las semanas, si llegaste hasta acá y no te aburriste en el medio, respondeme “Videoclub” en Twitter: esa va a ser nuestra palabra segura de esta semana.
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Si te quedaron dudas, tenés preguntas que nada que ver, estás indignadx por algo o querés aportar un punto de vista distinto, podés escribirme acá.
Contesto prácticamente todo en el tiempo que voy teniendo. Esto es: más tarde que temprano te va a llegar la respuesta.
A los fines de acelerar un poco las cosas de los dos lados, aclaro: no hago recomendaciones a medida por mail, no sé dónde te podrás bajar tal o cual cosa, no sé qué sitio de torrents es mejor que otro y, sobre todo: si te bloqueé en Twitter, alguna cagada habrás hecho.
Antes de cerrar, acordate que tenés la primera temporada completa de Un invento sin futuro, mi podcast de historia del cine para Infobae acá; que volvió con todo Hoy trasnoche, y que a raíz de la cuarentena sale con un daily ¡como el New York Times! de lunes a lunes mientras haya confinamiento obligatorio, además de que hay uno nuevo mañana y tenés todo el catálogo acá; que también en cualquier momento vuelve Lettera 22 y tenés cuatro temporadas acá (recomiendo escuchar de atrás para adelante) y que hay una ¿única? temporada de Cinefilia ninja acá por si andás con ganas de nerdear un poco más fuerte.
Quedate en casa, no salgas a menos que sea realmente necesario y entretenete lo más que puedas.
¡Gracias por leer y por el interés! Hasta el jueves que viene.